La presidenta del Govern, Francina Armengol, acompañada de la consellera de Servicios Sociales y Cooperación, Fina Santiago, ha visitado este viernes el albergue de la Platja de Palma, que cuenta con 56 plazas, para comprobar in situ las tareas de acondicionamiento del espacio, con el fin de adaptarlo para el recibimiento de las personas refugiadas que vengan a Balears.
El Govern ha destacado que todavía no ha recibido la comunicación formal, por parte de la Secretaría de Inmigración y Emigración, solicitando la colaboración para la acogida de refugiados. No obstante, «ya está preparado y vamos acompasados con los tiempos que se manejan en el Estado y en Europa», ha señalado Armengol.
La líder del Ejecutivo ha remarcado que, desde el primer momento, el Govern ha estado trabajando en este tema, «primero haciendo un plan de acogimiento, avanzándonos al Gobierno central, y ahora con el ofrecimiento de este espacio de acogida al Ministerio del Interior», espacio que será cedido a la Cruz Roja, ya que será la encargada de su gestión.
A finales de noviembre ya estará listo para recibir a los primeros
Según ha indicado Armengol, está previsto que a finales de noviembre el centro esté listo para recibir, si fuera necesario, a las primeras personas refugiadas.
Por su parte, la consellera de Asuntos Sociales y Cooperación ha explicado que el albergue es propiedad del Govern y que tiene 56 plazas, con 23 habitaciones, «que se podrían ampliar si fuera necesario con algunas camas supletorias». La inversión que se está haciendo para adecuarlo es de 60.000 euros.
Santiago ha indicado que «quedan pequeñas intervenciones» para acabar de terminarlo, así como la instalación del mobiliario y que después permanecerá cerrado hasta que se formalice la solicitud de acogida de refugiados por parte del Ministerio.
En una primera fase, las personas asignadas a Balears serán acogidas en el albergue de la Platja de Palma, donde permanecerán entre seis y nueve meses. Esta fase será coordinada por la Cruz Roja, que hará una valoración inicial para atender las necesidades específicas de cada persona.
En una segunda fase, que puede durar entre 12 y 18 meses, se derivarán a pisos -públicos o privados- y se pondrá en marcha todo el proceso de integración, que también estará coordinado por la Cruz Roja.
En una tercera fase, comprendida hasta 24 meses después de la llegada, las familias tienen que poder desarrollarse de manera autónoma. En este sentido, la presidenta del Govern ha destacado el papel que puede tener la sociedad para favorecer la integración de las personas refugiadas.