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La calle Génova está hasta la coronilla del PP-Balear

Mateu Isern. | Pere Bota

| Palma |

Como es de dominio público, la reforma de la sede central del PP en la calle Génova fue pagada con dinero negro. Pero lo que también pone negros como el carbón a sus dirigentes los son desmanes en algunas juntas regionales, comenzando por el cacao que se vive en Mallorca con la guerra entre Mateu Isern y Álvaro Gijón. Están hartos de peleas fratricidas y de navajazos traperos cuando este partido se juega los garbanzos dentro de 50 días. Para los sorayos es un reto de «vencer o morir». Si pierden el poder les van a caer encima chuzos judiciales de punta por Bárcenas, la Gürtel, la Púnica, Rato y hasta el confetti de Ana Mato. O mantienen la poltrona o viene el síndrome del Titánic. Por eso a los Rajoy, Cospedal, Arenas, Casado y demás familia les entran calambres cuando les cuentan los mordiscos en los talones que se arrean en Palma de Mallorca. «Atención, porque puede saltar la sorpresa. Ya están hartos. No pueden soportarlo más», afirma un veterano alto cargo del PP-Balear.

Este lunes, en el acto de disolución de las Cortes, un Mariano Rajoy asqueado de guirigay interno, ha dicho: «En las listas del PP irán los mejores». Ahora no pueden regalar ni un voto porque ya se da por seguro que perderán la mayoría absoluta. El próximo viernes, día 30, se presenta la lista de los candidatos por Madrid. Pero se ha extendido el rumor que tal paso adelante podría tener «prolongación» a «otras autonomías donde sus presidentes han perdido los papeles». Es el caso de Balears, donde el jefe, Miquel Vidal, va más perdido que un buzo en un quebash. Hay rumores de que Madrid podría soltar el nombre del número uno balear el próximo viernes. «Y si es así, el primer puesto sería para Isabel Borrego. Un mando y ordeno que huele a operación supervivencia».

En Palma hay algunos chupadedos que se creen que los 166 miembros de la Junta Directiva Insular son soberanos. «Se equivocan. Ellos sólo tienen capacidad de proponer. La última palabra la tiene Madrid». Pero para evitar «más derramamiento de sangre», podría ser que Génova anunciase el nombre del número uno «antes de que se produzca en Palma la fratricida reunión del 4 de noviembre».

En todo caso, la batalla interna avanza con toda intensidad. Desde hace días, el aparato rodriguista trabaja a destajo llamando por teléfono a los 166 miembros de la junta. «Halagan, recuerdan favores, persuaden...para que el afectado vote por Álvaro Gijón». No está claro quien puede ganar. «Lo seguro es que el partido quedará quebrado por la mitad. Y eso es lo que más pánico da a Madrid porque el 20-D podría suponer la pérdida de uno o dos diputados «imprescindibles». Por tanto, el Golpe Borrego «tiene lógica». Además, en la reunión de los 166 no habrá dos candidatos. Serán al menos cuatro. Este lunes se presentaron otros dos. «Uno de Buñola y otro que es presidente de una asociación, dicen en la sede que la de sordomudos». En definitiva: la jungla en llamas.

Rumores contra Isern

Este lunes han circulado rumores envenenados contra Mateu Isern. Un rum-rum asegura que «hace unas semanas Mateo se ofreció a Ciudadanos para ser su número uno al Congreso, pero no le quisieron porque ya habían desarrollado su propio proceso interno». Este tam-tam ha sido rotundamente desmentido por la cúpula de Ciudadanos. «Eso es un invento. No es cierto», ha dicho su líder Pericay.

Otros miembros del PP tampoco se creen el rumor. «Miembros importantes de Ciudadanos están ligados a la asociación Jaume III, que proclama el secesionismo del mallorquín respecto del catalán. Este grupo, que nació bajo la presidencia y el calor de José Ramón Bauzá, «lleva el sello maquiavélico del rodriguismo». Si Isern se hubiera ofrecido a Ciudadanos se habría metido en la boca del lobo. No tiene ningún sentido». De hecho, en la anterior legislatura los actuales líderes de Ciudadanos fueron «mimados» por el tándem Bauzá-Rodríguez, que espereban sacar entre 26 y 28 diputados y gobernar con el partido de Pericay. Lo malo es que se hundieron hasta los veinte escaños «y no hubo nada que hacer».

El pastel puede estallar y Madrid lo sabe. Atención al golpe de mano de Rajoy. Está hasta la barba de escándalos en Mallorca. «Y encima el juez Castro se lleva el escándalo Son Espases a Madrid y quiere entrar de lleno en la contabilidad del PP». Génova masca retales de latón para calmarse los nervios. Puede cortar por lo sano, «y pronto».

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