La Cámara de Comercio de Mallorca afronta en estos momentos una compleja encrucijada, ya que necesita el apoyo del Govern y del mundo empresarial para evitar que desaparezca, según señala su actual presidente José Luis Roses.
Desde el Govern mantienen un silencio administrativo sobre qué estrategia van a adoptar con la Cámara de Mallorca, así como con la de Eivissa y Menorca.
«Sabemos que afrontamos una situación delicada a nivel institucional, de ahí que hay que replantarse el futuro de la institución y buscar nuevas líneas de actuación. Para ello es vital el apoyo del Govern y empresarial. La entidad es viable para continuar desarrollando todo tipo de labores y funciones, pero para ello el Govern debe adaptar la normativa autonómica a la estatal en cuanto a regulación cameral», afirma Roses.
La Cámara se sustenta económicamente en estos momentos a base de los servicios que ofrece, principalmente de asesoramiento, ya que no cobra cuota cameral alguna y subsiste con sus fondos propios.
La entidad lleva años ajustando costes y reestructurando su plantilla para poder seguir funcionando. En estos momentos impulsa el lanzamiento de una campaña de socios voluntarios e implementa al máximo el Club Cambra, en el que participan de forma activa instituciones financieras, entre ellas Banca March o BMN-Sa Nostra, y Endesa.