La resistencia numantina que ofrece José Ramón Bauzá a dejar la presidencia del PP-Balear, ayudado por José María Rodríguez y Carlos Delgado, ha dejado de circunscribirse en un ámbito personalista para entrar de lleno en el terreno ideológico.
Bauzá asegura que se va, pero no dice ni día ni hora. «Eso no es una dimisión, es una artimaña», afirman fuentes del PP. El trasfondo «es mucho más político». Bauzá fue elegido presidente del partido en 2010 con el apoyo del sector regionalista (70 por ciento de los votos), pero al alcanzar el poder abandonó los principios regionalistas. «Sumisión ante Madrid, ganas de irse de ministro, acoso gratuito a la lengua propia de las Balears y constantes intentos para reducir en un tercio el Parlament Balear en nombre de la austeridad fueron pasos claros de ideología madrileñista», dicen fuentes del PP.
Esta estrategia «motivó un auténtico motín en Balears, sobre todo por parte de los docentes. Este ha sido el detonante de la derrota electoral y de que la izquierda obtuviese 34 diputados». El sector regionalista salió duramente golpeado, perdiendo alcaldías y mucho poder municipal,a demás del autonómico. «De ahí el levantamiento». Todo hacía indicar que el trasfondo era "«a manera ególatra de actuar de Bauzá. Pero ahora se está viendo que hay diferencias ideológicas profundas entre ambos sectores».
Televisiones madrileñas
Sólo así se explica que la intervención de la dirección nacional del PP de Madrid «no haya resuelto de momento nada. En la capital ni entienden ni quieren entender a los regionalistas periféricos. Les gusta mucho más la ideología que ha proclamado Bauzá en sus intervenciones en las cadenas de televisión radicadas en Madrid».
Así las cosas, la embestida regionalista ha sido de momento «toreada» por el todavía presidente y los que le dan apoyo. Ha anunciado que dimite antes del día 15, «pero de momento lo que consigue es ganar tiempo», a la espera de que se forme un equipo de trabajo que «nombre un candidato de consenso. ¿Y cuando será posible eso?», se preguntan en el PP.
Bauzá ha logrado abortar no sólo la revuelta de Binicomprat, sino también que se nombre una gestora que le suceda. Sin gestora en marcha, Bauzá «no se puede ir, aunque quiera», señalan estas fuentes.
Los regionalistas han quedado como unos «pardillos bien intencionados. Dieron la embestida y les han lidiado». En el fondo, «lo que pasa es que razonan de manera muy diferente y defienden intereses contrapuestos a los de Bauzá y sus leales. Ya son otro partido, aunque no quieran verlo».