Ya de por sí, José Hila es frío como un igloo, pero si encima fue elegido alcalde con los votos de MÉS y Podemos tras un maratoniano pacto elaborado a lo largo de semanas, esa frialdad a la hora del discurso se convirtió gelidez polar. Se le notaba que será alcalde sólo dos años y luego será sustituido por Antoni Noguera de Més, mucho más emocionado ayer en su papel de segundón coyuntural. Al votar por el socialista, Noguera le calificó de «compañero».
Lo único potable que dijo Hila en su discurso fue que «a partir de ahora se ha de hablar de política y no de políticos». El resto fueron superficiales lugares comunes pronunciados en un catalán primario, sin el menor atisbo de telurismo, ni de espíritu. El duro proceso de primarias que ha vivido el PSIB-PSOE se notó en resultado final de la ceremonia. Hacía calor al principio en la sala de plenos. Al final, más de uno añoraba un buen jersey, como si se le hubiese evaporado la sangre.
Por ejemplo, Hila tiene decidido derribar el monumento al «Baleares», hoy descontextualizado, pero es su enlatada perorata no hizo ni la menor alusión a la historia del partido socialista en Balears, ni a sus figuras, ni a su legado histórico, ni al sacrificio de tantos demócratas por la libertad. Fue aséptico como un burócrata, eso sí, risueño y ataviado como si fuese a una primera comunión. Con la vara en la mano, sólo le faltaba un niño vestido de marinerito al lado.
Mucho más enérgico se mostró Miquel Comas, portavoz y líder de Son Palma-Podemos. Es nuevo en política pero apunta maneras de líder. A su vez, las pocas palabras pronunciadas por Noguera desprendieron mucho más sentimiento que el sermón del nuevo alcalde.
Hila tiene que hacer un gran esfuerzo de imagen o se va a fundir como un cucurucho de coco en los próximos dos años. Es muy poco conocido. Prueba de ello es que el telediario mañanero de ayer, emitido desde Madrid, al hacer un repaso de la jornada de los alcaldables, le bautizó como José Gila, prueba evidente de que en el Pirulí no le conocen, porque si así fuese sabrían que a su lado nadie ni llora ni ríe, sino todo lo contrario.
Entre el público todos aguantaban el tipo. Aina Calvo, la madre política de Hila, no podía de contenta. Derrotada por Armengol en las primarias, la llegada de su pupilo a la alcaldía vuelve a darle cancha política. Al otro lado de la bancada estaba Francina Armengol, tan política como siempre. Cuando Hila acabó su discurso-White-Westinghouse, Francina se levantó la primera a aplaudió a manos batientes por encima de su cabeza, para que la vieran hasta los cuadros de los Hijos Ilustres. Y fue la última en parar. Armengol busca paz interna ahora que está en plena negociación para ser presidenta del Govern.
Junto a Calvo se sentó el todavía alcalde, Mateu Isern. Sonriente y seguro de sí mismo, mirando a los concejales del PP, algunos de los cuales, comenzando por Alvaro Gijón, oficiaron su defenestración. Isern sólo piensa ahora en «desconectar de la política y lanzar mi despacho, que tengo muy abandonado». Comenzará dentro de unos días un relax total. Se va a la Provenza en su moto, una Suzuki 650, llevándose a su mujer de paquete.
A la ceremonia no acudió José Ramón Bauzá, principal artífice de la defenestración de Isern, ni tampoco José María Rodríguez, presidente del PP Palma. La máxima autoridad del acto, aunque sea en funciones, era la consellera de Bienestar Social, Sandra Fernández. El PP, con sólo nueve concejales, ha cosechado el resultado más pobre de su historia. La cara de manzanas agrias de su número uno, Marga Durán, lo decía todo. A su lado se encontraba el hasta ahora todopoderoso Alvaro Gijón, novio de Sandra Fernández. Se le veía estresado y abstraído, como un personaje de El Señor de los Anillos tras una batalla de dos pares de órdagos que ha acabado en vergonzosa retirada.
Tras el acto Hila salió al balcón y enseñó la vara a los dos centenares de asistentes, en su gran mayoría de Podemos. Hasta la compartió a dos manos con Noguera. Todo salió según lo previsto. Poca pasión y mucho protocolo.
Mientras, a partir de este lunes comienza el sprint final de las negociaciones para el Govern. En los pasillos de Cort se hablaba de «solución a la valenciana». Eso querría decir, en principio, presidencia para Armengol y vicepresidencia para Barceló. Hay muchas probabilidades de que Podemos no entre en el Govern, al menos eso comentaban algunos de sus diputados presentes en el acto de Cort. Pero en el Parlament no hay Hilas, sino toros de lidia. Habrá que ver qué pasa.