Dicen los entendidos que para jugar al póker es muy conveniente saber cálculo matemático. Pero la partida que juegan esta semana los dirigentes de PSIB-PSOE, MÉS y Podem para alcanzar un pacto de gobernabilidad en las principales instituciones de Balears supera el ingénuo juego de los tríos y las dobles parejas para entrar en los oscuros páramos del pensamiento maquiavélico, donde el cálculo se difumina y deja paso al juego de espejos. «No negociamos presidencias de institución», dice Francina Armengol; «la presidencia del Govern no es prioritaria», dice Biel Barceló: «aspiramos a un pacto de ocho años», asegura David Abril...El baile de espejismos entra en su éxtasis. Pero sólo uno llegará al auténtico oasis, el del agua pura y fresca, el gran premio: el Consolat de la Mar. Y han de darse prisa porque el sábado ya tiene que haber alcalde de Palma y este nombramiento determinará toda la negociación.
Cada formación se guarda un as en la manga, con la excepción de los noveles de Podem. Armengol sabe que o es presidenta del Govern o no habrá cumplido ante Pedro Sánchez; Iniciativa tiene una influencia más que notable en Podem y trabaja para encumbrar a Barceló, un nacionalista que le debe mucho a la corriente más próxima al movimiento indignado.
El sábado se sabrá. Si Antoni Noguera (MÉS) es elegido alcalde, la situación se aclarará poco a poco. Si no es así, se avecinan tornados de gran intensidad.
El PSIB no descarta el susto final para amedrentar a sus colegas de la izquierda. Ante el «riesgo de ingobernabilidad» podría echar sobre la mesa su órdago de pactar con el PP. Lo malo que es que MÉS espera esta jugada, consciente de que es un farol. Una maniobra semejante le salió clavada al PSM en 1999. «Dificilmente el PSIB-PSOE podrá meternos miedo con un pacto PP-PSOE. Los tiempos del chupete ya no existen», afirma un miembro de esta coalición.
Faroles: el pasado es prólogo
Para enteneder el presente hay que poner el retrovisor e ir a los acuerdos de 1999, que conformaron el primer Pacto de Progrés en el Govern y en el Consell. Hace 16 años el farol le salió clavado al PSM. El PSIB-PSOE tenía asegurada la presidencia del Govern, con Francesc Antich de primer espada. La UM de Munar también tenía atada la presidencia del Consell. Al PSM sólo le daban la Conselleria de Educació y alguna dirección general. Migajas...
Mateu Morro, entonces sumo pontífice del partido, convocó al candidato Pere Sampol y le dijo que tenían que jugar fuerte. Se preparaba el Gran Farol. La jugada empezó en el restaurante Il Grotto de la Plaça Major de Palma. Varios dirigentes, entre ellos Morro y Sampol, se reunieron en esta pizzeria y se llevaron la sorpresa de que no lejos almorzaba un conocido columnista de Prensa. ¿Era una casualidad o un mal augurio?.... porque el secreto debía ser absoluto. Y lo mantuvieron. ¿Cómo conseguir mucho más poder en el reparto de instituciones? Fueron dándole forma en posteriores reuniones en la casa de campo de Pere Sampol en Montuïri...
Morro tenía un as en la manga. Jaume Font, actual presidente del PI y por entonces dirigente del PP, se había puesto en contacto con él «para tomar un café». El PP tenía 28 diputados, muy cerca de la mayoría absoluta...En casa de Pere Sampol se preparó el farol. Debían transmitir a Antich y a Munar que el PP les cortejaba, pero sin que se notase que eran ellos quienes emitían el mensaje. Así lo harían creíble. Al final decidieron cómo lo harían: se pusieron en contacto con Sebastià Serra, miembro destacado del PSM y profesor de Historia para que se hiciese el encontradizo con Miquel Durán, catedrático de Historia, muy próximo a UM y le dijese que «el PSM tiene una oferta del PP para evitar que Antich sea el presidente...». El mensaje fue transmitido. Como es lógico, Durán se lo contó a Munar y ésta a Antich.
Como consecuencia de ello, Sampol alcanzó la vicepresidencia económica del Govern y Vadell la vicepresidencia del Consell. Además, la Conselleria d'Educació fue para el PSM. La jugada había funcionado. Antich y Munar se tragaron el anzuelo, el hilo, la caña y el carrete.
Hoy en día Pere Sampol sostiene que jamás habló personalmente con Jaume Matas de pactos. Dice la verdad. La jugada fue con personas interpuestas, fue un juego de guiñol articulado en la casa de campo que heredó de su suegro en Montuïri, con Morro oficiando de cardenal Richelieu.
Con tales precedentes, lo mejor que puede hacer la izquierda este junio de 2015 es dejarse de maquiavelismos y hablar claro. Así se entenderán. Con cartas de póker podrían hundir la voluntad popular expresada en las urnas. Si Armengol dice en el último momento que podría pactar con el PP, MÉS la estará esperando y no tragará. De casta le viene al galgo.