La máxima expresión de la vela en clave de cruceros, el imponente Royal Clipper, un cinco palos clásico, visitó este miércoles el puerto de Palma con una clientela elitista.
Apenas algo más de 200 nostálgicos pasajeros y más de 100 tripulantes en busca de romance y aventura, en un entorno de novela. No en vano el salón ha sido bautizado con el nombre de ‘Capitán Nemo' y desde sus ojos de buey, bajo la línea de flotación, se ve el fondo marino.
Inspirado en el mítico Preussen de 1902, mantiene en la actualidad, como su ilustre antepasado, el título de velero más grande del mundo, distinción acreditada en el libro Guiness de los récords. Una marca acreditada por sus 5.060 toneladas y 134 metros de eslora, con una altura de 60 metros en la perilla de sus palos. Aparejado de fragata, puede izar hasta 42 velas, que suman la friolera de 5.202 metros cuadrados de trapo, para una velocidad máxima de 20 nudos.