Jaume Santandreu deberá desalojar este sábado sa Casa Llarga, tras recibir un burofax de los propietarios, la familia Feliu.
«Las propietarias de sa Casa Llarga nos sacan. Sin dar la cara. A fuerza de burofax. La patada puede ser legal, pero de ninguna manera es justa. Si el pobre no chilla cuando le aplastan, se dará por muerto», han escrito en un comunicado los afectados.
Santandreu tiene previsto encadenarse al portal de la Casa Llarga, en señal de protesta, hasta recibir una respuesta «justa y digna». Dos personas guardarán las llaves de las argollas. La finca ha sido declarada «territorio okupa» por sus actuales moradores.
La familia de la Casa Llarga asegura sentirse «tristes, utilizados, engañados, frustrados y condenados a la miseria».