España afronta un «riesgo real» de sufrir un tsunami, que es más probable que acontezca en el Mediterráneo que en el Atlántico, según explicó el director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Nacional de Geografía (IGN), Emilio Carreño. Balears figura entre las regiones más expuestas, junto a la bahía de Cádiz, Huelva y el litoral del Mediterráneo y las Baleares. De todos modos, la recurrencia de maremotos de gran intensidad es de 1.200 y 1.500 años.
El año pasado el Gobierno encargó al Instituto Geográfico Nacional la creación de una red de alerta de tsunamis. La red, que ha hecho ensayos y simulaciones «con maremotos históricos, dando resultados muy buenos», está pendiente de la aprobación de una directriz básica de Protección Civil para entrar en operación.
Además de las simulaciones para conocer cuándo, dónde y qué altura alcanza la ola, el sistema se nutre de datos en tiempos real suministrados por las boyas y mareógrafos de Puertos del Estado de España y de Portugal. Pasarán «menos» de cinco minutos antes de que se genere una alerta de tsunami.
A pesar de que existe una mayor probabilidad de que un tsunami se produzca en la costa mediterránea, tendría mayor gravedad si ocurriese en el Atlántico. La explicación se debe a que los terremotos que afectarían al Mediterráneo se generan en la zona de Argelia, donde las fallas son más pequeñas que en las del Banco de Gorringe, a unos 300 kilómetros al suroeste del Cabo de San Vicente (Portugal).