Una fiesta cervecera, el Birracruzis, que este año cumplirá su novena edición en Mallorca (también se celebra en otras localidades fuera de las Islas) es objeto de polémica. Mientras a principios de verano fueron representantes de la Iglesia católica y algunos grupos de vecinos los que se quejaron de esta actividad –cuya finalidad es beber cerveza y cuanta más, mejor–, que llevaba dos años celebrándose en Inca, ahora son la Federació d'Associacions de Pares i Mares d'Alumnes de Mallorca (Fapa) y la plataforma Ferya (Familias en Red y Activas) las que ayer acusaron a las administraciones públicas de «promover actividades que asocian el ocio con el alcohol y causan un efecto negativo sobre los menores» en lugares como Magaluf y con iniciativas como el Birracruzis», que finalmente este año se celebra en Pollença.
En un comunicado conjunto, ambas entidades familiares denunciaron el «fomento» por parte de las administraciones públicas de actividades que promocionan «un ocio nocivo, en la calle y a plena luz del día, y que no garantizan una correcta prevención del consumo de sustancias tóxicas entre los menores».
«Como padres –aseguran– no podemos aceptar la influencia que tienen sobre los menores algunas actitudes ‘normalizadas' que se repiten con demasiada frecuencia en las fiestas y actividades que relacionan de forma peligrosa diversión con alcohol».
Defensa del menor
Los padres y madres, resalta el presidente de Fapa, Vicenç Rodrigo, «sabemos que tenemos una responsabilidad al respecto, y no renunciamos a ella, pero en casos como éste es la administración la que nos falla».
El Instituto de Política familiar Balear también se ha adherido a las críticas y dará traslado de la denuncia a la Oficina de defensa del Menor en Baleares «para que actúe de inmediato para salvaguardar los derechos de los menores y de sus familias».