Las empresas baleares de alquiler de embarcaciones de recreo, integradas en la Comisión de Chater Náutico de la Asociación Provincial de Empresas de Actividades Marítimas (APEAM), aseguran estar «al borde del colapso» como consecuencia del intrusismo, y por ello lamentan la «indiferencia de las autoridades» ante estos casos de «piratería» por parte de sociedades con capital extranjero.
En un comunicado, el empresario y presidente de la citada Comisión, José María Jiménez, asegura que a la mayoría de empresas radicadas legalmente en Baleares les queda «muy poco oxígeno» y reclama medidas urgentes para frenar el «intrusismo» de sociedades extranjeras que aprovechan las lagunas de la la legislación sobre matriculación de embarcaciones para operar en una condiciones de «evidente competencia desleal» en aguas del archipiélago balear.
También denuncia la «piratería» de particulares que, sin cumplir unas mínimas normas de seguridad, sin estar sometidas a ningún control y sin pagar impuestos, ofrecen sus servicios ilegales a través de páginas web.
«No entendemos que está pasando en Baleares», explica Jiménez al destacar que «por un lado estamos viendo como año tras año se reduce la flota de las empresas charter mallorquinas, algunas de las cuales tienen graves problemas de viabilidad, mientras crecen las licencias de charter acaparadas por empresas extranjeras».
Dichas sociedades con capital extranjero se benefician del «efecto perverso» de la exención del impuesto de matriculación, ya que sus embarcaciones cedidas en gestión pueden ser utilizadas por su propietario, algo que está prohibido a los residentes. «Se trata de una ley que beneficia a los inversores de fuera, al ofrecerles unas condiciones mucho más ventajosas. Los empresarios locales no jugamos con las mismas reglas y eso nos está llevando a una situación de colapso».
Ante ello, según denuncia Jiménez, «las autoridades españolas ejercen una presión brutal sobre nuestras empresas legales, dejando que los barcos 'piratas', ya sean españoles o extranjeros, campen a sus anchas».
«Nos dicen que investiguemos nosotros y que les pasemos la información, cuando se trata de algo público y notorio», lo que, en su opinión, demuestra que «es más fácil perseguir con celo al empresario autóctono, por idioma y garantía de ejecución, que los verdaderos piratas», ha destacado.