El relevo al frente de la Conferencia Episcopal, con la elección del arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, como presidente y del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, como vicepresidente, ha sido recibida con satisfacción general por el clero mallorquín, que destaca la sintonía entre el papa Francisco y la nueva dirección de la Iglesia española.
Javier Salinas, obispo de Mallorca. «Monseñor Ricardo Blázquez es, ante todo, un buen pastor y un gran teólogo. Su formación teológica y su temperamento abierto y humilde, unidos a su dilatada experiencia como obispo, nos abre el camino a una nueva forma de estar en la sociedad. Su carácter acogedor y de iniciativa puede aportar un punto de serenidad y una interesante perspectiva para afrontar la misión pastoral en el momento presente».
Joan Darder Brotat, canónigo de la Catedral y párroco de San Alonso Rodríguez. «Lo suponía y lo deseaba. Me place, y no me hubiera gustado tanto si hubiera salido elegido Osoro como presidente. Basta ver cómo llegó Blázquez a Bilbao y cómo salió de allí. Yo destacaría su delicadeza humana. Mantuve una relación episcopal con él y fui tocado por su amabilidad. Muy centrado teológicamente y creyente de verdad, cuadra mejor que Rouco con el Papa. Es más de su línea. La cara de Rouco y la de Blázquez son muy distintas incluso cuando sonríen. No es tan extrovertido ni alegre como Francisco, pero sí igual de cordial. Al vicepresidente le veo de otro estilo, con dotes de organizador y de mando, quizás un poco centralista. Es eficaz y eficiente, pero no un intelectual. Son dos líneas diferentes, la de Osoro es más vertical, más autoritaria.
Joan Bestard Comas, canónigo de la Seu y exvicario general de la Diócesis. «Blázquez y yo fuimos condiscípulos en la Universidad Gregoriana de Roma y compañeros en el Colegio Español de Roma. Somos muy buenos amigos. Será un hombre muy fiel a la línea del Papa y, además de prudente y profundo teológicamente, tiene un gran corazón. Mi opinión sobre él es muy buena, y no me ha sorprendido, pero yo no le compararía con Rouco. Son dos personalidades distintas pero complementarias. A Osoro también le conozco bien. Es un hombre muy preparado que siente una gran inquietud por los jóvenes, con los que sabe conectar. Además, los dos son relativamente jóvenes y abiertos, y han asumido perfectamente el espíritu del Concilio Vaticano II».
Jaume Mercant, párroco de Son Servera. « La elección no me ha sorprendido porque Ricardo Blázquez ya fue presidente de la Conferencia Episcopal y en todas partes aparecía como favorito. Me parece un buen presidente, pero yo hubiera preferido a Carlos Osoro para ese puesto. Lo bueno es que cuenta con un gran consenso y eso es muy importante. Espero que la relación entre la sociedad y la Iglesia vaya a mejor con estos nombramientos. Blázquez tiene como lema la evangelización y es un hombre positivo, con motivos para la esperanza.
Tomeu Suau, párroco de Sant Josep del Terme (sa Indioteria). «Ha sido agradable la noticia porque de una parte salimos de unos años en los que no ha abundado precisamente el buen talante para comunicarse con la sociedad, y por otra parte tengo buen recuerdo de Blázquez en su anterior etapa como presidente de la Conferencia Episcopal. Me gustaría que esas expectativas de comunicación evangélica más que doctrinal se puedan hacer realidad por parte de los prelados españoles en los próximos años.
Antoni Vallespir, prior de Lluc. « A nosotros Madrid nos cae un poco lejos, pero estoy contento porque durante su anterior mandato ya se vio que Blázquez es un hombre dialogante, que es lo que necesitamos. Creo que todos estamos contentos de la línea que está marcando el nuevo papa, y hará una lectura más real del Evangelio. Nosotros no estamos para condenar a nadie sino todo lo contrario. Es muy positivo haber dejado la línea de condena. Ni Blázquez ni Osoro tienen un discurso pesimista o derrotista. Tampoco es que la elección sea para tirar cohetes, porque podría haber sido mejor, pero hay que tener en cuenta que los obispos que hay ahora son conservadores. Lo que espero es que sean buenos pastores y que se ensucien los zapatos con la gente».