«El acusado don Jaume Matas Palou es culpable de haber admitido regalo o donación ofrecida en consideración a su condición de president del Govern balear». Segundo juicio, segunda condena. Todos los miembros del jurado popular dieron razón al fiscal y consideran probado que el expresident se aprovechó de su cargo para forzar al empresario hotelero Miquel Ramis a pagarle 42.000 euros a través de un contrato ficticio a su mujer, Maite Areal.
Tras una deliberación de algo menos de diez horas, el jurado rechaza que Matas solicitara un trabajo para su mujer a un amigo íntimo. Al contrario, los miembros del tribunal consideran que utilizó la «ascendencia» y la «capacidad de influencia» que le daba su cargo político para conseguir que el hotelero se sintiera «comprometido y presionado» y accediera a contratar en falso a Areal. Sólo un jurado creyó que existiera esa amistad y nadie dio como bueno que la mujer de Matas realizara trabajo alguno como relaciones públicas.
Condena
A partir de ese veredicto, la Fiscalía reclama una condena de 9.000 euros de multa para Jaume Matas por un delito de cohecho. Además, el juzgado se incautará de los 42.000 euros que cobró el matrimonio Matas-Areal del hotelero. La defensa del expresident, que ya adelantó que recurrirá la sentencia cuando esta sea dictada, solicitó que se imponga la pena en su grado inferior. Sobre el dinero, la defensa sostiene que no puede ser aprehendido porque quien lo cobró fue Maite Areal y ésta no ha podido defenderse en el juicio, por lo que la medida afectaría a un tercero que no ha acudido a la vista.
A la hora de condenar a Matas por cohecho, el jurado ha dado valor a las declaraciones que prestaron en instrucción varios testigos. En concreto ha sido clave la de Miquel Ramis. Éste declaró ante el juez que cuando Matas le pidió el trabajo para su mujer se sintió «presionado y comprometido». En el juicio matizó estas palabras y negó esa presión amparándose en que el entonces president era un buen amigo suyo. Sin embargo, el jurado se ha creído más la primera versión y se apoya en ella para demostrar que la petición fue la de un president del Govern.
Otra de las pruebas en las que se ha apoyado el jurado es en la declaración de tres exconsellers de Matas: Rosa Puig, Aina Castillo y Joan Flaquer. Que ellos desconocieran que Areal era la relaciones públicas del hotel Valparaíso llamó la atención al jurado. Lo mismo ocurre con el hecho de que este puesto de trabajo se creara expresamente para la mujer del presidente y que no se mantuviera una vez que fue despedida. Areal estuvo dada de alta un año en la empresa.
Durante todo el juicio, Matas se ha escudado en que él lo único que hizo fue solicitar un empleo para su mujer a un amigo íntimo después de frustrar el anterior trabajo de ésta por sus compromisos como jefe del ejecutivo. El jurado no se ha creído esta versión. El próximo en decidir será el Tribunal Superior de Justicia.