El presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, ha recibido hoy a Eduardo y Marianna Klevers, un matrimonio alemán que durante el último medio siglo ha viajado cada año hasta Mallorca para hacer turismo, disfrutar del clima, su gente y también de la gastronomía.
El matrimonio Kleevers ha llegado al Consolat de Mar, sede del Govern balear, hacia las 17:15 horas acompañado de varios amigos, incluido el propietario del hotel de S'Arenal en el que se han alojado casi siempre desde que por primera vez visitaron la Isla.
«Nos sentimos muy honrados y orgullos por esta invitación del presidente», han dicho.
Atraidos por el sol
Eduardo ha recordado que corría el año 1963, año en el que él tenía 24 años y 22 su mujer, cuando por recomendación de una agencia de viajes de Frimmersdorf, la localidad de Colonia en la que residen, optaron por visitar Mallorca, que entonces se comenzaba a conocer en su país.
«Eran unas pocas horas de vuelo y pensamos que era como ir desde donde llueve a donde hace sol», explica Eduardo en su idioma, pues ninguno de los dos habla el español de forma fluida, aunque sí saben palabras sueltas en castellano y mallorquín.
Marianna ha dicho que las dos primeras veces que visitaron Mallorca se alojaron en un establecimiento hotelero ubicado en Aucanada, en Alcudia, y posteriormente los años siguientes en hoteles situados en S'Arenal y propiedad de la familia Cabrer, con la que tienen un sólido lazo de amistad.
«Les gusta todo de Mallorca pero lo que menos es lo mucho que se ha construido aunque dicen que lo entienden», ha señalado Lluc Pou, buen amigo de la pareja y quien ha ejercido de intérprete durante su encuentro con los periodistas tras la audiencia mantenida con el presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá.
Durante sus estancia en Mallorca la pareja alemana prefiere comer platos de la gastronomía mallorquina y española, a Marianna le encanta el frito y los callos, mientras que Eduardo se decanta por los asados de cabrito y el cordero.
A la pareja, según han explicado por medio de intérprete, le gusta sobre todo viajar a Mallorca durante febrero o cuando florecen los almendros y pasa una media de dos semanas, aunque tiempo atrás visitaban la isla hasta cuatro veces al año.