No estuvo presente y no fue citada en ningún momento, pero el nombre de Maria Antònia Munar sobrevoló ayer el pleno del Consell de Mallorca, que casualmente se celebró un día después del encarcelamiento de quien presidió la institución entre los años 1995 y 2007.
Tampoco la actual presidenta, Maria Salom, mencionó su nombre, pero era tal el peso de la noticia vivida el día anterior que no pudo evitar referirse al encarcelamiento en un parlamento previo al inicio del pleno.
«Hoy no es un pleno cualquiera para esta casa –dijo Salom–, porque una persona que ha presidido esta institución y se ha sentado durante muchos años en esta silla ayer ingresó en la prisión de Palma».
Ante este panorama complicado para la institución, la presidenta emplazó a todos los partidos políticos a que trabajen para tratar de «dignificar» la imagen que los ciudadanos de Mallorca tienen del Consell.
Trabajar
«Estamos para trabajar el servicio del pueblo de Mallorca, no para aprovecharnos del cargo», sentenció quien ahora se sienta en el sillón que ocupó Munar.
Maria Salom se mostró satisfecha de que todos los partidos del Consell hayan firmado un código ético y aseguró que este es el camino para que los ciudadanos recuperen la confianza en la institución insular. También pidió al PP y a las demás formaciones políticas que tengan en cuentan la labor de los funcionarios de la institución.
Cosas positivas
El portavoz del PSIB en la institución, Jaume Garau, se mostró de acuerdo con las reflexiones de la presidenta de la institución y quiso dejar claro que, pese a la mala imagen que da el encarcelamiento de su expresidenta, la institución insular ha hecho cosas positivas durante sus años de historia.
«En esta institución llueve sobre mojado y ello puede hacer pensar a muchos ciudadanos que es mejor que desaparezca, pero ese es un mensaje equivocado» afirmó el dirigente socialista. Garau añadió que su partido siempre defenderá la necesidad de que exista un Consell fuerte pese a todo lo que se hizo mal en la legislatura «penosa» que hubo entre 2003 y 2007.
Durante esos años, Unió Mallorquina gobernó el Consell en solitario con el apoyo externo del PP, tras un pacto firmado entre Munar y Matas.