María de Villota (Madrid, 1980) estuvo ayer en Palma, donde impartió la conferencia ‘Conduciendo el Futuro', en el marco de la asamblea general de la Asociación Balear de la Empresa Familiar (ABEF). Hace casi un año que la piloto de Fórmula 1 sufrió un accidente que le cambió la vida. Hija del expiloto Emilio de Villota, trabaja con su padre y su hermana en una escuela de pilotos familiar.
—¿Qué se aprende, como persona, de un hecho como el que le ocurrió?
—Mucho, sobre todo a valorar las pequeñas cosas de la vida. Antes del accidente yo vivía en mi mundo, muy hermética. No sólo me sentía piloto de carreras, sino también astronauta. Ahora veo la vida de forma diferente, más humana.
—¿Hay un cambio de valores en su persona?
—Tenía el sentido de la competitividad muy desarrollado y el accidente me ha aportado una parte más humana. Ahora voy más despacio y pienso en el futuro. Soy una María que se reinventa y sigue adelante, sin cambiar los valores. Soy la misma mujer apasionada de antes, pero ahora ha cambiado mi objetivo.
—¿Cuál es el nuevo?
—Ser mejor persona y hacer algo para los demás.
—¿Qué cuestiones se plantea de cara al futuro?
—Pienso que quizás es el momento de poder trasladar todo lo que he aprendido. Este legado que nos ha dejado mi padre. Una empresa familiar en la que hemos trabajado muy duro, pero con mucha pasión.
—¿Qué mensaje trasladaría hoy a las empresas familiares de Balears, como conocedora del sector?
—Que recojan el legado con respeto y que lo transmitan con mimo, actualizándolo al momento actual, pero sin perder las raíces.
—¿Piensa escribir un libro sobre su experiencia?
—Es algo que no descarto. Escribí mucho durante mi estancia en el hospital. Además, te das cuenta que tienes cosas que explicar, que puedes aportar algo a los demás.