La consellera d´Educació, Joana Maria Camps, reconoció ayer que su departamento no está investigando ninguna denuncia de posible adoctrinamiento por parte de docentes a alumnos o a la queja de alguna familia porque su hijo/a tema expresar su opinión en contra del decreto de lenguas por miedo a ser suspendido/a, hechos que el martes en el Parlament aseguró que ocurren.
En una de las visitas realizadas ayer a centros educativos para comprobar el buen trabajo que realizan con el trilingüísmo, la consellera aseguró que no quiso dar a entender que fueran hechos generalizados, sino que los considera «puntuales». Acto seguido aseguró que «si se denuncian casos puntuales la Conselleria va a actuar, porque lo que quiero es quitar el miedo ala gente», pero sobre si ya tiene sobre la mesa alguna denuncia para investigar reconoció que «no se está investigando nada en concreto».
Reacciones
En respuesta a las declaraciones del martes, el presidente de Fapa-Mallorca, Vicenç Rodrigo, declaró que «son absurdas y parece que lo que se busca es una campaña de desprestigio contra los docentes, lo cual entra en contradicción con lo que prometieron en campaña». «Si de verdad sabe de casos -añadió- que lo diga, pero que no tire la piedra y esconda la mano».
CCOO hizo un llamamiento a la «responsabilidad de los dirigentes educativos» y manifestó «nuestra tristeza, decepción y enfado por tener como persona que nos gobierna una débil defensora de los profesionales a su cargo, y que, además, tiene una visión bastante equivocada -por no decir capciosa- del sector»
El presidente de la Asociación de Directores de Secundaria, Antoni Quintana, consideró que «esas palabras son una muestra de la desconfianza hacia el profesorado» y, añadió, «así es imposible alcanzar objetivos comunes». Y la vicepresidenta de la Asociación de Directores de Primaria, Joana Maria Mas, apuntó que «estamos desolados, por no decir indignados. Estamos muy dolidos al ver cómo se tergiversa el trabajo que se realiza en los colegios».
Todos rechazaron también las palabras del president Bauzá en que tildó de «minoría» a los que se quejan de la política educativa.