Con motivo del décimo aniversario de la muerte del obispo Teodor Úbeda, el Bisbat de Mallorca celebró ayer una misa en la Seu y dedicó una placa con el escudo episcopal del que fue cabeza de la Iglesia de Mallorca durante 31 años, bajo el lema 'Omnibus omnia' (Ser todo para todos).
«Estas palabras de san Pablo definen el ministerio de Úbeda», explicó ayer el actual obispo Javier Salinas, que personalmente promovió el homenaje.
«Teodor Úbeda fue un hombre con coraje para salir adelante; hizo del optimismo un estilo de vida», recordó Salinas.
También lo hizo Andreu Genovart, el último vicario general de Úbeda, que recordó lo duro que fue vivir su enfermedad y muerte.
«Llegó a Mallorca siendo joven y en unos tiempos muy difíciles, pero templó los ánimos. Fue hombre tan realista como optimista, muy cercano al pueblo», explicó Genovart.
La celebración religiosa comenzó a las nueve de la mañana en la capilla del Santíssim, donde descansan los restos mortales de Úbeda.
La eucaristía estuvo presidida por el obispo, concelebrada por los miembros del Capitol de la Seu y otros sacerdotes, antiguos colaboradores de Úbeda. Entre los asistentes, algunas decenas de fieles y en representación de la familia, la sobrina de Teodor Úbeda, el obispo que impulsó los cambios del Concilio Vaticano II.