La de ayer es la tercera crisis que vive el Govern desde que se constituyó hace casi dos años, aunque las dos primeras tuvieron un efecto muy limitado: la Conselleria de Salut. Las salidas de Carmen Castro y Antoni Mesquida fueron la consecuencia del malestar generado en el seno de la clase médica balear de los previstos cierres de hospitales, medida que planteó Castro –circunstancia que provocó la airada protesta de todo el sector– y que su sucesor, Mesquida, también se negó a aplicar.
Sin embargo, la profunda remodelación presentada ayer por el president viene precedida de una importante tensión social, en especial en los sectores más próximos ideológicamente al Govern del Partido Popular.
Empresarios
La contestación de los empresarios afectados por los nuevos tributos del Govern –alquiler de vehículos y grandes cadenas de distribución de alimentos– han forzado la destitución del equipo económico del ya exvicepresidente Aguiló.
Bauzá también ha cedido ante la ofensiva, por considerarla insuficiente, de los sectores más anticatalanistas del PP, los cuales consideran insuficientes la liberalización que había comenzado a introducir Bosch.