Arropado por más de doscientos sacerdotes de toda la Diócesis, el obispo de Mallorca, Javier Salinas, ofició su primera misa crismal en la Seu, una de las ceremonias más significativas de la Semana Santa y que, en esta ocasión, se dedicó a a reciente elección de Francisco como nuevo papa.
En su homilía, el obispo Salinas destacó el «aire fresco» que ha supuesto para la Iglesia católica la designación del nuevo papa Francisco y sus gestos de sencillez, sobre los que expresó su deseo de que «fructifiquen en el futuro». Ante los miles de fieles que se acercaron a la Catedral, Salinas reconoció que el papa Francisco «suscita nuevas expectativas», aunque en sus palabras tuvo un sentido recuerdo para el Papa emérito Benedicto XVI.
En la misa crismal, en la que los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales, Salinas no hizo ninguna mención expresa a los casos de abusos que han provocado la separación del clero del expárroco de Can Picafort Pere Barceló, aunque advirtió que «el celibato es una prueba de nuestra entrega a Dios».
Santos óleos
Representates de diferentes comunidades religiosas y seglares acercaron al obispo las jarras que contenían los santos óleos, los cuales serán utilizados en los diferentes oficios sacramentales por las diferentes parroquias de la Diócesis.
En total fueron seis litros, repartidos en tres jarras de plata, los que bendijo Javier Salinas en la solemne ceremonia religiosa que se desarrolló en la Catedral y que se prolongó por espacio de casi dos horas.