Las grandes empresas y patronales de Balears quisieron ayer una auténtica demostración de fuerza contra el Govern, todos ellos mostraron su rechazo sin paliativos a la aplicación del impuesto sobre los envases que, según sus cálculos, supondrá una recaudación anual de 35 millones de euros. El tributo se enmarca en los planes de equilibrio presupuestario de las cuentas autonómicas y que ha significado, entre otros, la creación de un impuesto sobre los vehículos de alquiler y sobre las superficies comerciales. Ayer por la tarde se reunieron con los representantes del PSOE.
«Vamos a hacer todo lo que está en nuestra mano contra esta medida desde el punto de vista jurídico y político», indicó Horacio González, de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), mientras que el representante de las empresas de distribución (Asedas), Ignacio García, advertía que el tributo autonómico sobre los envases «es el ataque más grave contra nuestra competitividad, y más si se extiende al resto de las comunidades autónomas».
Más que el IVA
García quiso ser especialmente contundente en su argumentación cuando señaló que «las cuantías son desproporcionadas. Un envase de leche pagará más por este impuesto que por el IVA», añadiendo a continuación que los últimos datos revelan que «los consumos en alimentación están bajando».
La oposición al tributo autonómico se basa en «las dudas sobre su constitucionalidad y también en el ámbito de libre circulación de mercancías y unidad de mercado en el ámbito europeo», campos en los que anunció la interposición de los correspondientes recursos. «La derogación de este impuesto es una prioridad», concluyó Ignacio García.
Los distintos representantes empresariales coincidieron en criticar el carácter recaudatorio del tributo frente al pretexto de protección medioambiental puesto que, como recordó Antonio Barrón en nombre de Ecoembes «estamos ante una doble tributación. Las empresas ya pagan por los envases».
La presidenta de la patronal balear de Restauración, Pilar Carbonell, también fue muy dura contra el Govern. «Estos impuestos -incluyó el de los vehículos de alquiler- son un golpe muy duro para el principal motor económico de Balears, que es el turismo. Nos restan competitividad y clientes, la prensa británica y alemana ya advierte del encarecimiento de nuestro destino», indicó Carbonell.
El cálculo realizado por Restauración en su sector es que el impacto será de un descenso del 4,4% en la facturación de los alrededor de once mil establecimientos existentes en las Islas, «y eso significa cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo. No se puede seguir penalizando el consumo», concluyó Carbonell.