Hay malestar y crítica. Un sector relevante del clero mallorquín no ha recibido con agrado el último gesto del actual obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, que antes de trasladarse a su nueva diócesis tramitó ante Benedicto XVI la concesión ocho títulos pontificios a cinco sacerdotes y tres seglares, todos ellos excolaboradores suyos durante su pontificado en Mallorca.
Con el aval de Murgui, el Papa ha nombrado a Lluc Riera, Rafael Umbert, Andreu Genovart y Joan Servera como prelados de honor de Su Santidad. Todos ellos, excepto Genovart y Servera -muy vinculados al obispo Ubeda-, junto con su secretario particular, Antoni Burguera, nombrado capellán de Su Santidad, han sido sus fieles colaboradores cuanto estuvo al frente de la Diócesis de Mallorca.
Los críticos con Murgui argumentan que la presencia de Genovart y Servera juegan un papel de 'escudo' para justificar la concesión de las distinciones al resto. Cabe señalar que el obispo Ubeda, con tres décadas como obispo de Mallorca, nunca recurrió a este tipo de honores -tienen el tratamiento de monseñor como los obispos y cardenales y pueden lucir botonadura y fajín morado como integrantes de la Familia Pontífica- que se consideran caducos.
Además, los criterios en los que se ha basado Murgui adolecen de algunos olvidos que algunos grupos del clero entienden como imperdonables. Es el caso de los dos exvicarios generales del obispo Ubeda, Joan Bestard y Bartomeu Vaquer. Los servicios que ambos han prestado a la Diócesis de Mallorca durante años les hacían merecedores de estas distinciones honoríficas que Jesús Murgui se ha procurado para los que han sido sus más directos colaboradores.
Visita inoportuna
Un aspecto que tampoco pasa desapercibido es que Murgui presidirá la ceremonia de entrega de las distinciones papales el próximo viernes, la cual tendrá lugar en el Palacio Episcopal, sin querer esperar la toma de posesión del nuevo obispo de Mallorca, ya designado, Javier Salinas, y prevista para mediados del próximo mes de enero. Un juego de vanidades que parece muy presente en este episodio que protagonizará Murgui.
También en los nombramientos de los seglares -los abogados Rafael Perera y Raimundo Zaforteza y el economista Gabriel Cortés- ha generado incomodidad, también por incurrir en algunos olvidos.
Un último apartado de las críticas a Jesús Murgui hace referencia a la ausencia de alguna monja o una mujer como merecedora de las distinciones firmadas por Benedicto XVI.