Ninguna sustancia natural ni fármaco se opone con eficacia al dolor crónico, pero alimentos como el chocolate por su capacidad de liberación de sustancias como las endorfinas tienen un efecto de euforia hacia estados anímicos positivos de los pacientes.
Así se puso de manifiesto ayer en la degustación científica sobre 'El chocolate y el dolor', la cuarta dentro del ciclo Xocolata y Neurociéncia en el edificio universitario Mateu Orfila.
Durante su intervención, el doctor Josep Lluís Aguilar, jefe de servicio de Tratamiento del Dolor en el hospital Son Llàtzer, señaló que «el dolor crónico es una experiencia tan física como emocional y no conocemos una respuesta mejor que los remedios adoptados por cada persona para su alivio», y añadió que por su capacidad de liberación de endorfinas «el chocolate puede ser un ligero euforizante en determinados momentos, siempre tomado con moderación».
Por su parte el doctor Pedro Montoya, catedrático de Psicología en la UIB, indicó que el chocolate «como componentes como la glucosa y la quinina, puede generar un estado anímico positivo y de distracción que alivie momentáneamente la percepción del dolor».
De su lado el catedrático de Ciencias de la Salud de la UIB, Francisco García Palmer, propuso a los asistentes una sorprendente cata ciega de chocolates con mezcla de menta, pimienta, sal y wasabi.