La empresa pública que gestiona el servicio de ferrocarriles, Serveis de Ferrocarrils de Mallorca (SFM) ha valorado en 230.000 euros los desperfectos causados este año por los actos vandálicos que se producen tanto contra la maquinaria como las instalaciones.
El parque móvil y las estaciones son los principales puntos sobre los que actúan los gamberros, algunos de ellos con una violencia inusitada que llegan hasta el punto de destrozar cristales, las máquinas que expenden los billetes o los sistemas de control a los andenes.
Un informe interno de la SFM señala los graves perjuicios que provocan estas acciones en la prestación normal del servicio, circunstancia que al final acaba repercutiendo en los pasajeros ya que en determinados casos no es posible reparar con urgencias las averías que se provocan.
La mayoría de los ataques se producen durante la noche, en especial por parte de los grafiteros, los cuales ensucian los vagones y obligan a su repintado. SFM ha detectado que en casos extremos se ha llegado a detener de manera ilegal los convoyes para pintarlos sobre la propia vía, una acción que entraña enorme peligro para los autores e incluso para los pasajeros que permanecen en el interior de los vagones.
A modo orientativo, SFM estima que en función de la extensión del grafiti el coste de la reposición de la pintura oscila entre los 2.000 y los 12.000 euros por vagón.
Mala imagen
Uno de los aspectos en los que hace especial incidencia el informe de SFM hace referencia a la mala imagen que generan este tipo de actuaciones para el conjunto del servicio ferroviario, toda vez que en muchos casos inutilizan marquesinas de los apeaderos o los baños de las estaciones.
Los técnicos de SFM han detectado que no siempre se trata de destrozar, también se dan casos de robos cuidadosos de aparatos de aire acondicionado o la grifería de los baños.
Además, en el informe de SFM se pone especial énfasis, precisamente, en la evolución creciente en este tipo de ataques sobre el conjunto de la red ferroviaria que gestiona esta empresa, que depende de la Conselleria d'Agricultura, Medi Ambient i Territori, cuyo responsable es Gabriel Company.
Los costes de reparación de todos los desperfectos también acaban en la cuenta de explotación de la empresa, lo cual significa que repercute en el conjunto de las arcas de la Comunitat Autònoma.