La Catedral de Mallorca se llenó ayer tarde de fieles para participar en la misa de acción de gracias que ofició el obispo Jesús Murgui, antes de tomar posesión -el próximo sábado- de la diócesis de Orihuela-Alicante. La ceremonia congregó a numerosos representantes de la Iglesia mallorquina –alrededor de 300 sacerdotes concelebraron la Eucaristía–, además de miles de fieles y autoridades. Las voces de los Vermells de la Seu, la Capella Jove y la Escolania de Lluc entonaron diversos cantos litúrgicos durante una celebración que se prolongó durante dos horas y que finalizó con un besamanos en el que todos los asistentes se pudieron despedir personalmente del prelado.
Durante la homilía, en la que al igual que en la misa se alternó el catalán y el castellano, Murgui aseguró que había tratado de realizar su labor en la Diócesis con «humildad, paciencia y esfuerzo», al tiempo que destacaba de la «querida Iglesia mía de Mallorca», la labor realizada por los misioneros. Tras indicar que la Iglesia mallorquina tiene un gran futuro «desde la fidelidad a sus raíces y la capacidad de integrar a los inmigrantes», Murgui finalizó pidiendo la intercesión de la Mare de Déu de Lluc y de todos los santos mallorquines y exclamando: «Por tantas cosas, muchas gracias, Mallorca».
Una vez concluida la ceremonia, que fue retransmitida en directo por la Cope a través de onda media, el vicario general, Lluc Riera, fue el encargado de dedicarle unas palabras al obispo del que ha sido su principal colaborador durante los nueve años del pontificado de Murgui.
«Desde el primer momento habéis trabajado para integraros en el pueblo de Mallorca y su Iglesia», señaló Riera, que destacó «la mano prudente y amable con la comunidad cristiana» de la Isla.
Durante su intervención, Riera hizo una repaso a los principales hitos del pontificado de Murgui, en especial en su apoyo a los misioneros y la labor realizada por Cáritas, al tiempo que enfatizaba «la dedicación excepcional a la Iglesia durante estos años sin entrar en polémicas que distraen la atención». Los asistentes rubricaron con una aplauso las palabras del vicario general, que concluyó: «Aquí siempre tendréis vuestra casa. Gracias en nombre de todos». A continuación el obispo tuvo unas palabras muy afectuosas hablando de los nueve años que ha pasado en Mallorca, de lo que han sido sus prioridades y de lo que deja en la Isla. «Estimada Mallorca, te seguiré queriendo allá donde esté. Te he dado lo mejor que tengo y eso mejor es Dios, es Jesucristo», dijo el obispo. Finalmente, quiso visibilizar su especial cariño a Mallorca con unos obsquios personales: la cruz pectoral, tres solideos, la mitra y un cáliz que quedarán para siempre en la Isla. Tras sus últimas palabras sonó una gran ovación.
Besamanos
Después de saludar uno por uno a los sacerdotes concelebrantes, Murgui recibió a todos los asistentes, un besamanos encabezado por los representantes de la confesiones cristianas asistentes y las primeras autoridades.
A todos los que se acercaban a despedirse personalmente –acto que se prolongó por espacio de más de una hora–, Murgui les obsequiaba con un libro titulado Instaurare omnia in Christo, que además de un DVD con las imágenes más significativas de su pontificado, recoge sus textos más destacados durante los nueve años -desde 2003- en los que ha ejercido el gobierno de la Diócesis de Mallorca hasta el pasado mes de julio.