Refrescante y divertida tarde en la playa del Port de Pollença la que disfrutaron el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, su esposa Samantha y sus tres hijos junto a otras dos parejas con niños que se encuentran también pasando unos días de vacaciones en la Isla.
Nada más llegar a la playa, Cameron se puso a hacer castillos en la arena con sus hijos, Nancy de ocho años y Arthur de seis y con los niños de sus amigos. Mientras, Samantha y la pequeña Florence, de apenas dos años, pasearon por la orilla y el embarcadero, mirando como algunas personas pescaban. Tras los castillos de arena, Cameron cogió a los pequeños y se metieron en el agua donde siguieron jugando.
Ajenos los Cameron a los teleobjetivos de los reporteros gráficos, pasaron una tarde como una familia más en la playa. Una bañista inglesa, al reconocer al primer ministro se acercó a él y le extendió la mano. Cameron se quitó las gafas de sol que llevaba puestas y la saludó. La nutrida escolta que acompaña al mandatario inglés es discreta pero numerosa.
Tras el baño, el grupo de Cameron y sus amigos, con todos los niños, dieron un paseo hasta el Tamarells, el chiringuito de la playa, ubicado en la misma carretera que, curiosamente se llama paseo Londres.