El primero de los marxaires en llegar a Lluc lo hizo a las 5:15 de la mañana, tras más de seis horas de caminata, cuando el sol aún no había salido. Pese a haber puesto precio a la excursión por primera vez (dos euros por inscripción), la XXXIX «Marxa des Güell a Lluc a Peu» patrocinada por Eroski, Sa Nostra y Ultima Hora, consiguió reunir a más de 15.000 personas, que intentaron recorrer los 48 km hasta el santuario.
A medida que la mañana avanzaba, los caminantes fueron llegando al monasterio. Algunos agotados y magullados, y otros con la suficiente energía para hacer el último tramo corriendo de espaldas pero, sobre todo, muy orgullosos por haber conseguido completar el recorrido. Por esta razón, nada más llegar recogían ilusionados el diploma y recibían el último sellado passagüell. Los comentarios sobre el trayecto se repitieron en los jardines donde, la gran mayoría, se tumbó para reponer algo de fuerzas.
Una hora después de que el primer peregrino llegara, a las 6:15, salió el primero de los 35 autocares que llevaron a los marxaires hasta Inca. Al subir al vehículo, un miembro del Grup Güell les entregó un ticket con el que podían coger el tren de forma gratuita para regresar a Palma.
Repartidos por todo el camino desde la Plaça Güell hasta Lluc, los dispositivos de Protección Civil y la Guardia Civil organizaron el tráfico y ayudaron en todo lo necesario a los caminantes. En todos los puestos de avituallamiento contaron con cubas o garrafas de agua para mantener a todo el mundo hidratado, además de 2.500 kilos de fruta variada.
Los servicios sanitarios tuvieron que ocuparse, sobre todo, de los típicos problemas que surgen durante la caminata, como ampollas o torceduras. Uno de los trabajadores explicó que «afortunadamente no ha ocurrido nada muy grave. Ha habido las típicas torceduras, tirones, dolores musculares, lipotimias, hipoglucemias y muchas ampollas. Los casos más graves son los de un joven que fue trasladado a un centro de Santa Maria después de perder una uña y, otros tres, que tuvieron un accidente con una bicicleta». Cinco jóvenes se perdieron y fueron encontrados por el Grupo de Rescate de Montaña de los bomberos nada más iniciar su búsqueda.
Los motivos por los que los marxaires se inscribieron en la marcha son, en general, los mismos de cada año. Los más jóvenes buscan retos, aventuras y autosuperación, mientras que aquellos más mayores lo hacen por tradición o por cumplir alguna promesa. Mateu Bordoy comenta que tiene «una cartilla donde apunto cada año y tengo intención de llenarla». Por su parte, Juan Marqués señala que «ya vine el año pasado, y me pareció un reto estupendo. Además, en esta ocasión me he propuesto hacer los 48 km en menos tiempo que la última vez, y lo he conseguido». Otro joven asegura que «dije que si España ganaba la Eurocopa, vendría, y aquí estoy».
Ahora sólo queda esperar otro año más para volver a hacer una visita a la Mare de Déu de Lluc, esta vez celebrando el 40 aniversario de la «Marxa des Güell a Lluc a peu».