El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, presidió ayer la primera misa concelebrada en la iglesia del Monasterio de las monjas Canonesas de Santa Magdalena, tras saberse la noticia de su nombramiento como obispo de Orihuela-Alicante.
No era la primera vez que presidía la misa festiva de Santa Catalina Thomás, y por ello la homilía destiló emoción ante los recuerdos que atesoraba desde que llegó a Palma y de la colaboración de las monjas de clausura.
Destacó las virtudes de la santa y recordó con especial énfasis la lectura de su tránsito. Instó en la fe y la fortaleza para todos ante los avatares de la vida ya que «estamos pasando una época necesitada de paz interior porque no tiene paz exterior».