«Quizá el atractivo de nuestro Desafío extremo sea que nos atrevemos con muchísimas cosas, aunque no somos especialmente buenos en nada». Así resumió anoche Jesús Calleja la razón del éxito de sus aventuras pasadas por formato televisivo, lo que refrendaron las 900 personas que siguieron apasionadamente su charla en el Club Ultima Hora, que registró en la Sala Magna del Pueblo Español, de Palma, la entrada más multitudinaria de su larga trayectoria.
Todo hacía indicar que la presencia del alpinista y aventurero Jesús González Calleja (León, 1965) sería un acontecimiento en Ciutat -las invitaciones se agotaron en menos de dos días-, pero se desbordaron las expectativas y anoche la sala se quedó pequeña.
«Para desafíos -señaló Calleja-, estar ante un auditorio como el que conforman ustedes hoy aquí, no solo por número sino por el cariño que nos transmiten».
La intervención de Calleja, a quien acompañaban miembros de su equipo del programa de televisión como Xisco Gracia, Pere Gamundí, Óscar Espinasa y María March -que le secundaron en el buceo completo de la mallorquina cueva de sa Gleda «una de mis mejores aventuras de siempre»-, discurrió entre experiencias y anécdotas de las decenas de rodajes llevados a cabo en los cinco últimos años por desafíos extremos en los cinco continentes.
Especialmente emocionante fue la alusión a Francesc Ripoll, presente en la sala, que hace cuarenta y dos años fue el primer buceador en aventurarse por la entonces ignota cueva de sa Gleda.
Un vídeo con el resumen de las aventuras emprendidas y rodadas para su programa de televisión sirvió de preludio para la esperada intervención personal de Calleja, que trató en todo momento de explicar sus actividades como las de alguien que se propone desafíos «siempre gestionando el riesgo y primando la seguridad de cuantos intervienen, y desde luego con miedo en el cuerpo como no puede ser de otra manera». En ese sentido su colaboradora María March puntualizó que «algo que te lleva a pensar en un cierto plan de salida para las dificultades que puedes pensar, lo que finalmente significa gestionar el miedo para librarte del pánico, porque esto último suele ser el preludio de lo fatal».
Siempre distendido en las contestaciones a las numerosas preguntas que le planteó el auditorio, Jesús Calleja afirmó que se hizo alpinista y amante en general de la aventura «porque jugando a los deportes convencionales como el fútbol o al baloncesto era muy malo, así que me decidí por estar siempre en el campo, cuanto más arriba mejor, como que los Picos de Europa fueron mi escuela».
Respecto al cambio de organización de su vida desde que lidera un programa de televisión de notable éxito, Calleja señaló que ahora se gana la vida «con lo mismo que antes me la hipotecaba, es decir, que yo tenía que pedir un crédito para escalar una montaña de 8.000 o invertir todo lo que ganaba como guía en Nepal y en los Andes, mientras ahora la situación es incluso de un cierto privilegio con las malas condiciones que se viven en la calle».
Entre las preguntas hubo una de Joan Mesquida, ex secretario de Estado de Turismo, interesándose por la selección de personas que sin una preparación especial secundan a Calleja en algunos de los programas de Desafío extremo.
«Yo no participo de manera decisiva en la selección -señaló el conductor del programa-, sino otras personas del equipo y otros colaboradores como psicólogos y psiquiatras. Lo que puedo decir es que el resultado no es malo porque hemos ido y vuelto al Everest sanos y salvos en épocas en las que habían perecido allí más de una docena de alpinistas».