Los comerciantes de la calle Sant Miquel denuncian que se ha producido un incremento de la venta ilegal, que ha llegado a niveles que no se habían alcanzado nunca. Los comerciantes explican que los vendedores ilegales (generalmente inmigrantes) están organizados y uno de ellos se encarga de avisarlos cuando se aproxima la Policía Local, recogen las mantas y se esconden. Sin embargo, en cuanto pasan los agentes vuelven a poner las mantas, la mayoría con falsificaciones, delante de los escaparates de las tiendas.
Los comerciantes aseguran que se sienten impotentes, ya que ellos pagan los impuestos y ven como en sus puertas se ponen otros vendedores que no pagan absolutamente nada. Además, consideran que existe un trato desigual, ya que cualquier comerciante que saca algo a la calle es multado inmediatamente, mientras que los que infringen la Ley salen inmunes. Las mismas fuentes aseguran que han oído comentarios en los que los vendedores ilegales «se ríen» de la permisividad que hay en Palma. «Nos sentimos desprotegidos por la Ley», lamentan las citadas fuentes. Además, aseguran que en otras ciudades de España no tienen este problema con la venta ilegal, por lo que instan al Ajuntament de Palma a solucionarlo inmediatamente.
Más zonas
Esta problemática no es exclusiva de la calle Sant Miquel, sino que se extiende a numerosas zonas de Ciutat, como la Plaça Major, Plaça Juan Carlos I o la Platja de Palma, entre otras.
Los comerciantes critican que la venta ilegal da muy mala imagen de la ciudad e insisten en la necesidad de corregirla, ya que «se da una imagen tercermundista» y advierten que «vivimos del turismo».
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