Balears ha vivido uno de sus inviernos más fríos, con temperaturas de 1,2 grados por debajo de lo normal, que en el caso de febrero se acentuaron hasta los 3,5 grados, pero la previsión es que la primavera sea «calurosa» y los termómetros marquen un grado más de lo habitual.
Además, las islas se han salvado del invierno particularmente seco del territorio español, en tanto que en las Illes apenas ha faltado un tercio de las precipitaciones habituales frente a unos balances de apenas la cuarta parte de agua o nieve en el suelo.
En consonancia con la sensación térmica percibida por la población, Agustí Jansà, delegado balear de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ratificó ayer que el mes de febrero de 2012 ha sido «el más frío en las series de tipo de tiempo de los últimos cuarenta años», y recurrió para ratificarlo al dato de que en el aeropuerto de Palma no se superaron los 7 grados de máxima.
En todo caso, los datos registrados por la agencia de meteorología únicamente constataron un febrero más frío en Balears en el año 1956, pero entonces «no había mediciones tan precisas y externas por el territorio como las que iluminan nuestro trabajo actual».
Resumen del año
En su comparecencia pública de ayer para ofrecer datos sobre el conjunto del año 2011 y el invierno actual, Jansà mencionó que la pasada anualidad fue en Balears «uno de los años más cálidos del periodo reciente», y apuntó que las temperaturas medias fueron «0,7 grados más elevadas de la media», lo que situó al archipiélago en la quinta posición con registros más elevados del país.
Para Jansà, la responsabilidad de unos fenómenos de temperatura y precipitaciones como los vividos en los últimos meses se relacionan «con el dominio de los anticiclones, que se hace reiterativo desde el noroeste de España, mientras en una zona geográfica mediterránea como la balear, sin predominio de los vientos del norte, ha habido suficiente presencia de las borrascas como para registrar mayores inestabilidades y presencia de lluvias».
El veterano meteorólogo señaló también que la zona física en la que está situado el archipiélago balear «es un área claramente irregular conforme a los registros de los que se dispone», por lo que «cabe predecir que en lo que se refiere a las precipitaciones pueden mantenerse en balance anual como las conocemos, aunque combinando cada vez más los periodos de sequía con los cortos pero intensos en precipitaciones, en línea con el cambio climático».