El empresario José María Ruiz-Mateos se negó a declarar ayer en la tercera causa que afronta en los juzgados de Palma por una presunta estafa en la compra del hotel Samoa, situado en Calas de Mallorca, a la familia Hoz.
El fundador del Rumasa compareció ayer ante la titular del Juzgado de Instrucción 5 de Palma, Ana San José, bajo el apercibimiento de que si no lo hacía se iba a ordenar su detención.
Ruiz-Mateos no declaró, pero sí lo hicieron otros dos imputados en la causa, su hijo Francisco Javier y la presunta testaferro en la operación investigada, María Susana Álvarez Ampuero.
El empresario llegó con retrado al juzgado debido a que su vuelo procedente de Madrid se vio afectado por la niebla. Nada más descender del taxi que le llevó a la sede judicial palmesana, distribuyó un comunicado a los periodistas. «El motivo de mi apatía y resistencia a presentarme en los juzgados para prestar declaración parte exclusivamente de la base de que nunca se me ha comprendido y considerado dada la ingente y meritoria labor realizada por la familia Ruiz-Mateos durante la extensa vida de Rumasa y Nueva Rumasa», señala Ruiz-Mateos en la nota.
La familia Hoz reclama al empresario jerezano 12 millones de euros, quien, asimismo, tiene otras dos causas abiertas por presunta estafa en sendas operaciones de compraventa de hoteles. Ruiz-Mateos y sus seis hijos varones tienen retirado el pasaporte y prohibido salir del territorio nacional, según decretó el titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Palma, Enrique Morell. En otra causa, por una presunta estafa de 7,3 millones de euros a Inversiones Insulares Radó en Instrucción 3, la juez María Pascual adoptó la misma decisión en el caso que indaga una supuesta estafa de 13,9 millones a Inversiones Grupo Miralles, defendido por la abogada Isabel Fluxá.