Si el hambre agudiza el ingenio, los recortes avivan la imaginación. Lo decimos porque sa Rua de ayer, con los premios recortados, y en su lugar otros no económicos que aportaron una serie de firmas comerciales, fue la mejor en muchos años. O al menos eso es lo que nos pareció, sobre todo por la variedad, el colorido, la fantasía, la creatividad y la sustitución de lo confeccionado por lo artesanal, que es como tendrían que ser todas las rues, hechas con el sudor de la frente de cada uno de sus participantes, y no tirando de trajes hechos.
Pero al principio, viendo que la primera comparsa era de personas de otros países, que más que disfrazadas iban vestidas con sus trajes regionales bailando ritmos del Carnaval de La Paz, eso sí, imprimiendo mucha marcha, lo cual era de agradecer, y que el segundo, el de los siurells del Grupo Güell avanzaba al son de Pitbull, nos temimos lo peor. Y encima, apenas había gente sobre las aceras. Pero, poco a poco, se fue animando la tarde. Poco a poco fue llegando lo bueno, obra de la imaginación y del esfuerzo de quienes iban en la carroza o formaban la comparsa, pues el Carnaval es de todos los que lo trabajan. Y todo comenzó con la aparición del Colegio Pius XII, con sus jocs: dados, soldaditos de plomo, estels, todo muy elaborado y con la música, que es básica en todo Carnaval, sonando.
Volvieron también las comparsas de inmigrantes, muy regionales. Comparsas boliviana, colombiana, brasileña -muy buena esta-, japonesa... Bueno, no era de Japón, pero iban de japoneses, ellas vestidas de kimono, y ellos de samurai...
Los de Son Ferriol decidieron reivindicar. De luto, con ataúd y augurando la muerte de la localidad por la vía conectora, desfilaron en silencio. No podían hacerlo de otro modo. En cambio -más adelante, pero echando mano de la alegría y de la fiesta-, otros reivindicaron el mantenimiento de los topónimos que el PP ha puesto en solfa. Nada de Cabeza de pera, sino Capdepera, ni Nada de Puntilla, sino Randa, rezaban los carteles. No faltaron tampoco los que se metieron con los recortes en la sanidad. ¿Urdangarin? Solo vimos unos billetes con su rostro que manejaban los tahúres del saloon, que ¡vaya carroza y comparsa más buena!
En cuanto a carrozas y comparsas curradas... Pues casi todas las demás. Ya hemos dicho: a los recortes y ausencia de premios en metálico se contestó con imaginación y creatividad. Porque así, a vuela pluma y de memoria, nos parecieron de premio, sobre todo por la elaboración y por el número de gente que las componía: Magic Space, el Circo Fantasía, el supermontaje de la carroza de los retroteléfonos, la de los relojes, carroza con regadera gigante y numerosísima comparsa, y la Carnaval y fantasía, con agujas, dedales, máquinas de coser y todo lo que precisa una sastrería, a tamaño gigante, además de cincuenta o sesenta carretes de hilo andantes de todos los colores. Y además de esas, algunas más. Pero no todos pueden ganar. Lástima.
No nos extrañó que a medida que iba avanzando el desfile, el público, entre el que se vio a mucha gente disfrazada, disfrutara con el espectáculo.