Una llamada telefónica alerta de que en el Conservatori Superior de Música i Dansa de les Illes Balears los alumnos no tienen calefacción desde hace más de una semana, que están en clase con bufanda y guantes; que no disponen de wifi y que los recortes han supuesto, entre otras cosas, la eliminación del puesto de guarda de seguridad, «son los conserjes los que se encargan de ese trabajo», asegura el denunciante, el padre de un alumno del Conservatorio.
Ya sobre el terreno, comprobamos que, en efecto, hace frío en el interior del edificio, los alumnos que pasean por los pasillos -pocos porque dicen que esta semana apenas hay clases- reconocen que están en clase con abrigo, «si nadie ha podido traer estufa o un calefactor».
Enfado
En las aulas de estudio, reconoce otra estudiante que prefiere no dar su nombre, «no se puede estar, porque hace un frío que pela, tanto que de vez en cuando nos vamos al baño para calentarnos las manos con el aire caliente que sale del secador de manos».
Pero los recortes sólo han venido a empeorar una situación ya de por sí mala, aseguran dos alumnos de estudios superiores: Jorge Solano, venido desde Santo Domingo para estudiar violonchelo, y Carlos Sola, natural de Madrid y estudiante de viola. Ambos se explayan «porque estamos enfadados, esto viene de lejos», lamentan.
«Nos dicen que el problema de la calefacción es que no han traído las cargas de gas, pero luego para lo que quieren sí hay calefacción».
Ellos se quejan de que «pagamos matrículas muy caras, de 1.300 o 1.500 euros, y a cambio recibimos recortes». «El frío es un problema, porque por ejemplo, en la clase de ejercicios físicos que tenemos para prevenir lesiones, como usamos ropa deportiva pasamos frío, tenemos que usar mantas, y al final se provocan más tendinitis». Los cambios de temperatura, relatan, «son un problema para los instrumentos, que se descolan, se desafinan, etc, y luego nadie nos ayuda económicamente cuando los tenemos que arreglar».
Pese a todo lo que más les indigna son los recortes en material y personal docente. «La biblioteca es lamentable, no tenemos libros ni partituras suficientes, todo nos lo tenemos que buscar nosotros, de nuevo gastándonos el dinero que no tenemos, porque aquí estudian numerosas personas de otros países y muchos tenemos que trabajar además de estudiar y no nos sobra el dinero».
«También han recortado horas a los profesores invitados y algunos han decidido marcharse», por lo que se ha quedado sin algunos músicos de gran prestigio, como el violista Enrique Santiago.
«Los alumnos nos quejamos y protestamos pero nada cambia, aunque los profesores nos apoyan.
Por último, critican que «las clases se dan siempre en catalán, aunque, como hemos dicho, hay mucha gente de fuera que no entiende bien el idioma».