En Bilbao, Palma y Marratxí, nada más conocerse el secuestro de Enric Gonyalons Sureda, saltó la alarma. Familia, amigos y compañeros del cooperante de la ONG Mundubat no podían disimular su preocupación y angustia por lo sucedido. Desde todas partes, incluso desde el Gobierno central, se lanzó el mensaje de máxima prudencia en las declaraciones.
Enric Gonyalons Sureda, cooperante mallorquín de Mundubat, trabaja en los campamentos de refugiados saharauis (sudoeste de Argelia) desde septiembre de 2010, en la distribución mensual de alimentos frescos para los 125.000 refugiados y tareas de formación profesional. «Había realizado prácticas en Colombia y cumplía a la perfección el perfil que necesitábamos en Tinduf, de ahí que esté desde septiembre en plantilla. Es el coordinador de Mundubat en el reparto de alimentos frescos, dentro de un programa de ayuda de la UE, y en materia de Formación Profesional. Hasta la fecha no se había producido ningún tipo de incidente y para todos ha sido una desagradable sorpresa lo sucedido. Esperamos que todo acabe bien y estamos en permanente contacto con la familia», explicaban ayer desde la sede de Mundubat en Bilbao.
Familia y amigos
La noticia en Palma pilló por sorpresa a todos los amigos de Enric, que se pusieron de inmediato en contacto con sus padres, que viven en Marratxí, quienes les recomendaron que fueran más que prudentes en sus declaraciones.
Uno de sus principales amigos, Eberhard Grosske, hijo del político, estaba compungido y aturdido por lo sucedido: «Mantuve con él contacto horas antes del secuestro... Por respeto a sus padres no puedo decir nada más. Siempre le ha gustado ser cooperante y viajaba mucho, de ahí que mantuviéramos contacto a través de correos electrónicos, pero de forma muy esporádica. Esperamos que todo acabe bien», indicaba Eberhard, que no quiso hacer más comentarios.
Prudencia fue la palabra más repetida ayer tarde-noche, tanto por amigos como por Mundubat, los propios padres, políticos e instituciones. Todos ellos cumplieron la consigna a rajatabla.
En Bilbao, sede de la ONG, se vivieron momentos angustiosos, pero enseguida imperó la calma. El presidente de la misma, Iñaki Markiegui, mantuvo en todo momento la compostura. «Hay que esperar y confiar. Es lo único que podemos hacer en estos momentos», afirmó.
La coalición PSM-IniciativaVerds-Entesa, por su parte, se sumó ayer a la condena del secuestro en el campo de refugiados saharauis de Rabuni (Argelia).