El Ajuntament de Palma iniciará la tramitación y las negociaciones con el Consell de Mallorca y el Govern para recuperar las competencias urbanísticas reguladas en la Ley de Capitalidad, a las que renunció el gobierno de Calvo la pasada legislatura. Así lo aprobó ayer el pleno, con los votos a favor del gobierno de Isern y el rechazo de la oposición. «Aquí la pasada legislatura no se luchó por los intereses de Palma en materia urbanística; los regalamos al Consell», reprochó el portavoz del gobierno, Julio Martínez.
Reclamar
El pleno también aprobó por unanimidad instar al Govern a resolver el incumplimiento de la Ley de Capitalidad (actualmente debe 11 millones de euros que están justificados) y de la Ley de Régimen Local; a continuar las negociaciones con el Govern e implementar todas las medidas jurídicas y económicas para reducir la deuda de la Comunitat con el Ajuntament.
También se aprobó, aunque con el rechazo de la oposición, hacer gestiones con el Ejecutivo autonómico para dar soluciones viables a Corea, a la recuperación de la Fachada Marítima y a priorizar la financiación del Palacio de Congresos. El pleno lamentó, aunque con el voto en contra del PSOE y PSM-IV-ExM, que el Govern de Antich desviase el Fondo de Cooperación de 2011, la Ley de Capitalidad y 20 millones del Palacio de Congresos a otras partidas.
Por otra parte, el Consistorio palmesano prevé recaudar 800.000 euros anuales por el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) que pagará el Casino de Mallorca. Martínez aprovechó este asunto para argumentar que el gobierno de Isern defiende los intereses de Cort aunque se tenga que enfrentar con instituciones gobernadas por el PP y recordó el contencioso con el ayuntamiento de Calvià por el Casino de Mallorca. El teniente de alcalde d'Economia reprochó a los socialistas que la pasada legislatura no pidiesen a Antich que pagase a Cort. Así, recordó que el Govern del Pacte incumplió la Ley de Capitalidad en 2008, 2009 y 2010 al no pagar los 30 millones de euros completos y puso otros ejemplos como Blanquerna, que «está funcionando y aún nos la deben».