En la reunión que mantuvo el pasado lunes el consejo de administración de la empresa pública Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), que dirige José Ramón Orta, se acordó paralizar la adquisición de tres unidades del futuro tren eléctrico que estaban comprometidas con la empresa Construcciones Auxiliares de Ferrocarriles (CAF). Durante la pasada legislatura, SFM firmó un contrato de suministro de trece unidades -cada unidad se compone de tres o cuatro vagones- con CAF por un importe global de 75 millones de euros, los cuales debía abonar el Estado en virtud del convenio suscrito con el Ministerio de Fomento. La vicepresidenta y ministra de Economía, elena salgado, ya ha comunicado al Govern que no puede hacer frente a este compromiso.
Dos son las razones por las que SFM ha decidido paralizar la compra de estas últimas unidades. La primera y más importante es la delicada situación financiera de la empresa. Ayer, la portavoz del PP en el Parlament, Mabel Cabrer, adelantó que SFM acumulaba una deuda de 300 millones de euros. Con el acuerdo del lunes SFM calcula que podrá ahorrarse casi seis millones de euros.
El otro motivo por el que SFM ha decidido parar la operación de compra de más unidades del tren eléctrico es que, según los técnicos, no hay metros suficientes de vía en la 'playa' de los talleres de Son Rullàn para poder almacenar el importante pedido que se realizó durante la pasada legislatura.
Una línea
Cabe señalar que la electrificación del ferrocarril sólo alcanza a la línea de Palma a Inca y la estación de s'Enllaç. Sin embargo, con el encargo a CAF, cuyas instalaciones en Irún visitó el expresident Antich en octubre del pasado año.
Los actuales responsables de SFM advierten que el número de unidades de tren eléctrico adquiridas -alrededor de medio centenar de coches- es exagerado para una sola línea en servicio.
En diciembre del pasado año llegó a Palma la primera máquina del tren eléctrico, la cual, junto con el resto permanece almacenada en los talleres de SFM que se encuentran en Son Rullàn a la espera de puedan entrar en servicio.
Más incierto es el futuro de las unidades del tren-tram, que debían destinarse a la línea entre Manacor y Artà, cuyas obras han sido suspendidas y su reconversión para ser utilizadas en otras líneas supondría tener que realizar una adaptación millonaria en las unidades y los andenes.