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Primeros actos en Mallorca para los peregrinos de la Jornada de la Juventud

El obispo de Mallorca recibió a los representantes de los grupos de peregrinos. La Delegació Diocesana de Joventut dio la bienvenida a los jóvenes en Son Sant Joan

El obispo Jesús Murgui, en el centro, rodeado de los representantes de los jóvenes peregrinos extranjeros que han llegado a Mallorca.

| Palma |

Los Días de Acogida en Palma ya han comenzado. El miércoles por la tarde llegaron al aeropuerto de Son Sant Joan los primeros grupos de peregrinos de Venezuela, Italia y Canadá que estuvieron arropados por miembros de la Delegación Diocesiana Pastoral de Juventud.

Los jóvenes canadienses, un grupo de 40 personas acompañados por su obispo, se alojaron en las instalaciones religiosas de las Hermanitas de los Pobres en la Calle General Riera y fueron recibidos por los ancianos que viven allí. Éstos, a modo de bienvenida, interpretaron el himno de la Jornada Mundial de la Juventud, «Firmes en la fe» en cuatro idiomas después de que el Delegado de Joventut, Rafael Mas, diese unas palabras de recibimiento. Posteriormente, todos estuvieron presentes en la Eucaristía de la mañana presidida por el obispo Gerard Pettipas en la capilla de las Hermanitas de los Pobres.

El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, también estuvo interesado en establecer relaciones tanto con los obispos extranjeros que han venido a Mallorca con sus respectivas diócesis, como con los representantes de los jóvenes peregrinos. De esta manera, ayer por la tarde hubo una recepción en el Palacio Episcopal donde monseñor Murgui declaró «sentirse muy feliz y muy contento de poder recibir y acoger a nuestros hermanos. Expresamos el deseo de que estos días que permanezcan aquí sirvan a los grupos para conocer la historia de nuestra Iglesia y de nuestra cultura». A la reunión también acudieron representantes de diferentes grupos parroquiales y de organizaciones religiosas de Palma.

El obispo hizo una visita guiada para enseñar a los visitantes el interior del Palacio Episcopal donde se pudieron ver los diferentes despachos, galerías y la capilla, y que concluyó posteriormente en una merienda para que se desgustase el dulce típico de la isla: la ensaimada mallorquina.

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