El sábado 30 de julio cierra sus puertas la ferretería 'Fortí', en la calle La Balanguera, porque sus propietarios, Antonio Coll y Matilde Cáceres, se jubilan después de haber dedicado casi toda su vida al establecimiento. No faltan clientes para un lugar donde más que un producto se obtiene un buen consejo, pero ellos necesitan «vivir fuera de estas paredes porque nunca supimos lo que era una semana de vacaciones».
Antonio, que ha pasado 52 de sus 66 años de edad ligado al comercio de la ferretería -debutó en una tienda del ramo en la calle Sindicat a la edad adolescente a la que entonces se podía empezar a trabajar-, recuerda como «un acto de fe en nostros mismos» la apertura de su propio establecimiento en una calle de es Fortí «que entonces no tenía salida».
Fueron su esposa y su madre quienes se responsabilizaron entonces de la ferretería mientras él trabajaba como representante de productos que ya conocía. «Quizá fue lo mejor que nos pudo pasar -señala-, ir cortitos de dinero pero con mucha confianza en el trabajo y en el hecho de que entonces no había una tienda con estos productos en mucho territorio a la redonda».
El cartel de «cierre por jubilación» no es en este caso un manido recurso de comerciantes para aliviar su almacén. Si antes del último sábado de este mes no llega una oferta «correcta» para el traspaso -lo que Matilde y Antonio dudan con la crisis económica-, el lunes estarán bajadas las persianas.
«Lo que en verdad echaremos de menos -dicen Matilde y Antonio- será a las personas a las que atendemos, porque más que clientes conseguimos tener amigos».