La iglesia de los padres Caputxins de Palma registró ayer una gran asistencia de fieles con motivo de la festividad de Sant Antoni de Pàdua, santo contemporáneo de San Francisco de Asís, aunque nacido en Lisboa, cuya vida entregó a al servicio de los menos favorecidos.
La fiesta comenzó muy temprano en el templo. Como es costumbre a las 7.20 horas se procedió a la bendición de los panes de Sant Antoni, a cargo del padre José María Turull. Una hora antes, los voluntarios del Pa de Sant Antoni junto al padre guardián, Lluís Arrom, se reunieron para embolsar tres mil quinientos panecillos en bolsas de tres unidades cada una que se vendían al precio de un euro como donativo.
Durante la mañana se celebraron tres misas, que estuvieron muy concurridas, mientras en la entrada de la iglesia se iban vendiendo los panes de Sant Antoni y las velas para encender en la capilla del santo.
El padre guardián, Lluís Arrom, señaló que «hoy es un día en que suele venir mucha gente a venerarlo. Es un santo que el papa Pío XII declaró Doctor de la Iglesia, muy milagrero, que defendió y quiso mucho a los pobres. También tiene mucha fama de encontrar las cosas, aunque hay que entregar una limosna con antelación».
Es en esta iglesia donde se perpetua la tradición del Pa de Sant Antoni, iniciada en el año 1980, que se basa en las limosnas que se le ofrecen para obtener su intercesión. Ayer, como cada día, fuera del templo esperaba una larga cola de personas en busca de su bocadillo, de su Pa de Sant Antoni. «La media que entregamos -afirmó Arrom- está entre los 350/400 diarios, sin contar las 400 bolsas de comida semanales que también repartimos, gracias a las donaciones de muchos particulares y el Banco de Alimentos, que nunca nos faltan», aseguró.