Un año más, el Domingo de Resurrección tuvo lugar en la Seo de Palma la Procesión del Encontre. Procesión cortita, en cuanto a su recorrido, pero muy esperada por parte de los fieles, que, como no podía ser de otro modo, llenaron el templo hasta casi la totalidad de sus bancos; fieles que viven la fiesta con gran intensidad y fervor, y que -algunos- aprovechan para ver a la Familia Real, que hizo su entrada en el templo catedralicio al poco de concluir tan solemne oficio del Encontre.
Dos familias
Al igual que en años anteriores, serán los miembros de dos ilustres familias palmesanas, los Dameto y los Truyols, quienes transporten a hombros las imágenes de la Virgen -se trata de una talla de siglo XVII que la familia Truyols tiene depositada en una las de las capillas de la Seo- y la de Cristo resucitado, que ocupa otra capilla del fondo, enfrente de la de la Virgen. Tras las imágenes va el séquito, formado también por miembros de dichas familias
El camino desde las capillas hasta el pie del altar no es largo, pero ambas imágenes lo recorren sin prisas, cada una por una nave lateral, con el fin de que los fieles se recreen.
Emotivo
Tal vez el momento más emotivo y esperado es cuando ambas imágenes se quedan una frente a la otra, delante del altar. Es el punto de encuentro de la Madre con el Hijo que acaba de resucitar, y que supone el punto final a la semana de dolor, Semana Santa.
Entonces, a través de un resorte que pone en movimiento uno de los que la transportan, la Virgen realiza una serie de inclinaciones, a modo de saludo, a su hijo, Jesús. A continuación, ambas imágenes suben al altar y da comienzo la misa solemne de Pascua.