Preguntada días atrás sobre si esta Semana Santa asistiría con su esposo e hijas a la misa solemne del Domingo de Resurrección en la Catedral de Mallorca, una tradición en la Familia Real, la princesa Letizia manifestó que no lo sabía, pero que si no acudían, no pasaba nada, «pues las tradiciones están para romperse».
Pues sí. Se cumplió el vaticinio de la princesa de Asturias. El Rey, su suegro, que junto con la Reina son los promotores de la asistencia a misa en la Seu, faltó ayer al acto, que se viene celebrando desde hace muchos años, cuando doña Letizia era una perfecta desconocida. Dicen voces próximas a Palacio que el Monarca se quedó en Zarzuela preparando la vista del emir de Qatar, que llega a Madrid en visita oficial, acompañado por su esposa, Mozah Bint Nasser (muy bella, dicho sea de paso). Una explicación no oficial que nadie se cree. Es poco creíble que el Rey faltara a su cita anual en la Seu por ese motivo, pero lo cierto es que don Juan Carlos rompió esa tradición, y no Letizia, ni el Príncipe, ni sus hijas, puesto que los cuatro asistieron a la tradicional misa de Pascua, junto a la Reina y las infantas Cristina y Elena, guapísimas y elegantes ambas.
Pocos minutos antes de las doce llegaron los coches. En el primero, un Mercedes de color verde, la Reina viajaba con sus dos hijas, las infantas Cristina y Elena; detrás, en un BMW plateado, los príncipes de Asturias, con las pequeñas infantas Leonor y Sofía. Aguardándoles en la puerta del templo, el obispo, Jesús Murgui, con mitra y báculo, y el Cabildo Catedralicio. La primera en saludar fue la Reina, luego lo hicieron los Príncipes, sus hijas y las Infantas. Mientras, detrás de las vallas, se lanzaban gritos: «¡Guapa!», «¡Viva la Reina!» o «¡Viva el Príncipe!». Antes de entrar en el templo, posaron para los fotógrafos. El resultado, una foto que nada tiene que ver con la del año pasado, en la que estuvo el Rey, o la de 2006, en la que se reunió la Familia Real al completo.
Elegancia real
Doña Sofía elegió un elegante traje falda y chaqueta de color azul marino con unos motivos florales, a juego con el broche con una flor, para la nubosa mañana. Por su parte, la infanta Cristina vestía de color rojo anaranjado, mientras que su hermana y su cuñada optaron por pantalón y chaqueta. Doña Elena eligió un color azul muy oscuro para ambas prendas, mientras que doña Letizia se decantó por pantalón azul, camisa floreada y chaqueta beige. Don Felipe, que vistió traje de color gris claro con camisa azul y corbata de rayas azules, rojas y amarillas, estuvo muy atento de las infantas Leonor y Sofía, que lucieron vestidos muy primaverales, con flores de color rosa estampadas, combinados con rebecas de color beige y burdeos.
Finalizada la misa, la primera en abandonar el templo fue la Reina, que lo hacía llevando de la mano a su nieta Leonor. Ya en la calle, todos se volvieron a escuchar las palabras de los ciudadanos y cuando la Reina iba a entrar en el coche y ante los gritos de «¡Acércate a saludarnos!», les regaló la mejor de sus sonrisas.