Esquerra Unida (EU) ha vuelto a pedir este jueves la demolición del monumento al Crucero Baleares que preside la plaza de Sa Feixina, en Palma. La candidata del partido al Ayuntamiento de la ciudad, Aina Comas, ha asegurado que están «satisfechos» con el trabajo realizado en materia de erradicación de símbolos franquistas pero que «hay que dar un paso más», y en este sentido, ha querido «aprovechar la celebración del día de la República para proponer una vez más la demolición de este símbolo de la represión».
Comas ha expresado su voluntad de que Palma sea declarada ciudad de la paz y de los derechos humanos. Para ello, la candidata ha enumerado una serie de convenios con distintas entidades que, según Comas, protegen y velan por los derechos individuales.
Según ha indicado, se han firmado acuerdos con Amnistía Internacional y con el Frente Polisario. La intención del Ayuntamiento con la firma de estos convenios es la de colaborar en la protección de las personas que son perseguidas y que no pueden expresar libremente sus pensamientos.
El número dos de EU al Ayuntamiento, Eberhard Grosske, ha añadido que a la demolición del monumento debería «seguirle la construcción de otro que defienda la paz y los derechos humanos. «Hay que cambiar negativo por positivo», ha puntualizado. Para Grosske, después de ser «durante mucho tiempo un símbolo de la represión en Palma, es hora de que sea una exaltación de los valores democráticos».
Además, Grosske considera que existen «contradicciones flagrantes» en la ciudad que «deben ser revisadas». Grosske ha explicado que Palma tiene a Emili Darder, alcalde de Palma entre 1933 y 1936, como hijo ilustre. Asimismo, la ciudad también tiene como hijo adoptivo a Luís García Ruiz quien, según Grosske, participó activamente en el golpe de Estado de 1936 que terminó con el fusilamiento en el cementerio de Palma de Emili Darder.
Otra de las contradicciones históricas que el número dos de EU ve en la ciudad es la avenida Joan March Ordines. Grosske ha lamentado que March «hiciera fortuna con negocios turbios, si no ilegales, que luego le sirvieron para financiar el golpe de Estado de Franco».
Aunque el monumento ha sido recientemente modificado con la retirada de símbolos fascistas como el águila y las flechas, para Grosske este monumento «carece de valor estético alguno» y conviene cambiarlo por otro que «representa la democracia y la libertad».