La crisis, que está golpeando seriamente a muchos ciudadanos, incide de forma directa en las organizaciones benéficas que hay en la Isla, como San José Obrero. La entidad, que lleva más de un siglo trabajando para los más necesitados, necesita recursos para poder atender, desde su área asistencial, las necesidades de muchas familias que acuden a solicitar ayuda.
Catalina Serra, la actual presidente, nos comentaba: «La razón de ser de la entidad es su labor formativa y asistencial y desde estas áreas la gente se va insertando en las otras áreas que es la cultural y la deportiva».
«En el área de formación realizamos un trabajo con personas que están en riesgo de exclusión social potenciando curso para personas que vienen de familias desestructuradas, de fracaso escolar o gente que ha pasado por el mundo de la droga».
«En cuanto a la parte asistencial, en la actualidad estamos dando comida a familias enteras que semanalmente vienen a pedir alimentos. Hemos doblado la cantidad pasando de 30 a las 70 familias, lo que ha llevado a que tengamos la despensa vacía. De ahí que hacemos una llamada a la gente para que desde su domicilio aporten la comida que puedan, incluso productos de limpieza que también son necesarios para una casa».
«Sobre el área formativa -añade Serra- tengo que decir que no somos una academia, sino una institución que queremos acoger, acompañar, ayudar y mimar a la gente que viene aquí, porque sabemos que en su entorno no tienen este acercamiento. Nos encontramos muchas dificultades con los proyectos o cursos formativos ya que topamos con la burocracia de las administraciones, aunque lo cierto es que a nosotros nos cuesta cinco a una administración le costaría cien. Tenemos un 70% de voluntariado y sólo un 30% de profesionales que se implican al cien por cien. Tenemos cursos de estética y peluquería, electricidad, fontanería, mantenimiento, placas solares. Una oficina de servicio donde la gente puede ver los cursos que hay y donde se puede apuntar a buscar empleo».
«También tenemos dos pisos tutelados con cinco y tres personas viviendo en la actualidad y están en ellos un año mientras se les busca una salida y una habitación donde poder vivir por sus propios medios».