El Partido Popular y Unió Mallorquina (UM) unieron ayer sus votos en Cort para que saliera adelante una moción de los 'populares' contraria a la peatonalización total de Blanquerna (vigente desde hace unos días) por entender que contravenía un compromiso del Consistorio de no alterar el inicial proyecto de peatonalización parcial sin consultar con los sectores afectados. Para el edil Veramendi, que intervino en nombre del PP, se trata de una «alcaldada». Los `populares' defendieron las tesis defendidas por la asociación de comerciantes, Afedeco. Los comerciantes de la zona mostraron su indignación. Varios comerciantes, presentes en el pleno, se quejaron a este diario de la peatonalización: «Nos cortan el cuello y les da igual lo que nos pase», dijo el propietario de un taller de coches.
Un discurso 'apocalíptico'
De «apocalíptico» calificaron desde el equipo de gobierno el discurso del PP. Tanto Hila como Grosske recordaron lo que ocurrió cuando se iba a peatonalizar la calle Olmos. «Ahora nadie se atrevería a pedir que volvieran los coches», dijeron. Grosske señaló que «analizarán» el efecto de la medida pero que está se mantendrá pese al acuerdo. También se oyeron voces favorables, por parte de otras asociaciones.
Para el gobierno municipal, eso es el ejemplo de que hay muchas sensibilidades. El debate sobre Blanquerna se cruzó con otro similiar, sobre la peatonalización de la calle Fábrica. En este debate, la tesis del PP es que Cort se pliega a intereses de determinados comerciantes, principalmente de la restauración. Algunos colectivos contrarios a que no pasen vehículos auguraron que la calle Fábrica puede convertirse en una nueva «calle del Jamón» o en «una nueva Lonja». «Esto no tiene perdón de Dios», dijo Pere Felip, de la asociación de vecinos de Santa Catalina.
El pleno de Cort, como ocurre siempre, concitó a colectivos diversos que expresaron su descontento con las actuaciones. Al inicio de la sesión, representantes de los bomberos llenaron la mayoría del salón de plenos.