El Parlament cerró el año con la aprobación de dos nuevas leyes que lograron el máximo consenso. Por una parte, la Cámara dio luz verde a la ley de IB3, que contó con el apoyo de todos los grupos tras una negociación que se apuró hasta el último minuto. Además, el Parlament aprobó la ley de Salut, aunque en esta ocasión el PP se abstuvo.
Tras muchas meses de debate, la ley de IB3 terminó ayer su tramitación parlamentaria y la normativa entrará en vigor el 1 de julio.
Finalmente, y tras unas negociaciones que se cerraron segundos después del debate, la Cámara aprobó una propuesta del PP para que el director general de IB3 pueda ser elegido por la mayoría absoluta del Parlament. Esta posibilidad sólo se aplicaría seis meses después de que fracasasen los intentos que el máximo responsable del ente pudiese ser designado con los votos de las dos terceras partes del Parlament.
Día histórico
Al concluir el debate, el diputado socialista Ernest Ribalaiga aseguró que la Cámara vivía un día histórico con la aprobación de la ley de IB3.
Tras la aprobación de la ley de IB3 también se dio luz verde a la Ley de Salut, aunque en esta ocasión no hubo unanimidad. El PP optó por la abstención.
Esta ley supondrá cambios profundos en la política sanitaria y es un texto de futuro para mejorar la salud, señaló el conseller de Salut, Vicenç Thomàs, que agradeció a todos los partidos las aportaciones que han realizado a la misma y su voto favorable. El PP presentó unas 25 enmiendas, aunque finalmente se aprobaron tres. Los pulares creen que la ley es mejorable.
Por otro lado, el presidente balear, Francesc Antich, le pidió ayer al portavoz del PP, Antoni Pastor, que no la tome con él y que no le dé «guerra» cada martes en las sesiones plenarias cuando lo que tiene que hacer es hablar con el líder del PP en las islas, José Ramón Bauzá, para solucionar sus diferencias políticas.
«El problema no soy yo señor Pastor: Vaya a arreglarlo adonde le toca y arréglelo». Antich se refería a los problemas que tiene Pastor con Bauzá. Pastor aseguró que el Ejecutivo está «agotado, sin fuerza ni ideas, sin criterio y sin ganas de seguir luchando: es un mal augurio para 2011 y lo lamentamos».