El día 8 de noviembre de 2000 se llevó a cabo el último sorteo de asignación de destinos para realizar la mili, y así se puso fin a una etapa de casi 200 años en la historia del Estado en la que el servicio militar era obligatorio para los jóvenes considerados aptos.
La Constitución liberal de 1812, 'La Pepa', instituyó el servicio militar obligatorio para los ciudadanos. Nuestros mayores todavía recuerdan el sorteo como un verdadero acontecimiento social, se transmitía primero a través de la radio y luego de la televisión, y la imagen del día solía ser la de los mozos que, por la diosa Fortuna, se libraban de hacer la mili.
Profesionalización
En España, el proceso de profesionalización del Ejército comenzó en el año 1993. No tenía sentido mantener tantos cuarteles abiertos y ya no hacían falta tantos reclutas para su mantenimiento. Además muchos países vecinos, de los llamados desarrollados, ya contaban con ejércitos profesionales y la corriente de opinión de los jóvenes cada vez se acercaba más a los movimientos de objeción e, incluso, insumisión.
El momento era perfecto y por eso se llevó a cabo el proceso. Primero se redujo el periodo del servicio militar, que en la época de nuestros abuelos era de tres años y pasó a 18 meses para, posteriormente, limitarse a los nueve meses en los últimos años.
Hace diez años, 1.976 jóvenes de Balears formaron parte del último reemplazo que haría el servicio militar obligatorio, (eran los jóvenes nacidos en 1982) y sólo estuvieron en filas nueve meses. Pocos fueron los que salieran de la Isla para cumplir la mili, a excepción de los que lo habían solicitado de forma expresa. Muy lejos quedaban aquellos tiempos donde los jóvenes tenían que trasladarse a la Península, o aún peor, a Ceuta, Melilla o Sidi Ifni o el Sáhara Occidental para cumplir las obligaciones con el Estado.
Dentro del proceso de profesionalización en el año 1998 llegaron a las Islas los primeros 200 soldados profesionales, de los que 16 eran mujeres.