Una serie de ventajas fiscales para hoteleros que inviertan en la zona es una de las medidas, no recogidas en la ley que aprobó el Parlament el pasado julio, que ha mantenido en la 'recámara' la comisionada del Gobierno central y gerente del Consorcio de la Platja de Palma, Margarita Nájera.
El modelo de Nájera, planteado en algunas de las reuniones con representantes del sector hotelero, no es muy diferente al que se ha puesto en práctica en otras ciudades en las que se han celebrado ferias o exposiciones universales y ya existe un estudio, y hasta un texto articulado, que realizó un gabinete de abogados y consultores. Nájera nunca ha llegado a concretar si estas medidas fiscales deberían ser aprobadas por el Gobierno central o por el Ejecutivo autónomo que, oficialmente, no tiene constancia de esta posibilidad. El conseller d'Hisenda, Carles Manera (inmerso en la preparación de unos 'presupuestos de crisis') no prevé ninguna medida excepcional de este tipo para el próximo ejercicio. Representantes de los hoteleros sí confirman haber hablado de este asunto en alguna de las reuniones pero admiten que aún no se ha concretado nada sobre la mesa. La partida se juega ahora en otra mesa: su interés pasa ahora por aumentar las plazas previstas (consideran que salen perjudicadas en relación a las de uso residencial) y en dedicar parte de las inversiones para proyectos que no están suficientemente consensuados a la compra de hoteles más o menos obsoletos a cambio de potenciar y elevar la categoría de otros.
Nájera no pone fecha a la aprobación de un paquete de medidas de fomento de la inversión en base a ventajas fiscales ni tampoco ha desvelado si tendría que partir del Govern o del Ministerio. Sí está convencida de que tendrá que aprobarse una 'ley especial' para dar cobertura a medidas de este tipo.
Prudencia y sigilo
Dada de la envergadura del proyecto de la Platja de Palma (una serie de actuaciones que se prolongarán durante un mínimo de diez años), la prudencia está marcando las negociaciones y uno y otro lado, consorcio y empresa privada, asumen que se producirán altibajos y hasta desencuentros como el que ha marcado el final del mes de agosto.
Nájera parte de la base de que la reforma de la Platja de Palma es un proyecto que lleva el compromiso personal del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que pudiendo haber elegido cualquier otra zona turística del país para poner en marcha esta 'experiencia piloto' ha elegido Mallorca.
Los hoteleros, sin los que es imposible poner en marcha cualquier acción en la Platja de Palma, han empezado a hacer cuentas: necesitarían ciertas garantías sobre el plazo en que podrían amortizar sus inversiones (se habla de diez años) pero también hablan de beneficios.
Desde la Conselleria d'Hisenda del Ejecutivo se insiste en que el Ejecutivo puede poner todo se su parte pero que es imposible cuantificar beneficios y plazos. «Eso lo marca el mercado», dijo un relevante cargo del Govern balear consultado por este periódico.
La 'amenaza' electoral
Aunque, teóricamente, están garantizados 400 millones de fondos estatutarios para el desarrollo del proyecto, lo cierto es que la inminencia de la campaña electoral amenaza con distorsionar el acuerdo con el que se aprobó la ley que activaba todo el proyecto en el Parlament. De ahí que Nájera insista una y otra vez en que este asunto tiene que salir del debate político para que llegue a buen puerto.