Hace veinte años que Juan Antonio March Pujol descansa en Artà, adonde ha llegado desde Moscú, donde es el embajador de España desde diciembre de 2008. Entusiasta defensor de las potencialidades de Rusia, el diplomático catalán considera que este país «es la gran oportunidad de Europa», y de Balears en materia turística.
-¿Cuál es la situación actual de Rusia?
-Vive un período de evolución importante. Es un país con un alto grado de confianza en el futuro al que se le tiene que dar tiempo. Las perspectivas son muy buenas.
-Sin embargo su imagen exterior está más asociada a la corrupción y la mafia.
-Es injusto. Rusia ha aportado mucho a la cultura europea. El 85% de su población se concentra en la zona europea, es Europa pero más que Europa. Sus revolucionarios, Marx y Engels, surgen de Alemania e Inglaterra, Rusia es la gran oportunidad de Europa. Tiene una gran reserva en ciencia y la Unión Europea le puede aportar tecnología. Creo que hay que dejar de ver a Rusia con ojos críticos, el siglo XXI tiene que ser el de la historia en común, el de la Europa ampliada.
-Su análisis no es habitual sobre la potencialidad de Rusia.
-A Rusia le interesa Europa y nosotros tenemos que ser ágiles en el cambio de estrategia. Su relación con Estados Unidos es circunstancial, llevada por los acontecimientos históricos, no por la sociedad rusa. Yeltsin hizo las cosas fáciles para Europa y debemos aprovechar la brecha y ser valientes para ser rápidos en el reencuentro. Durante las próximas décadas la modernización de Rusia será clara y su juventud cree en su país.
-¿Mallorca puede ser un destino turístico interesante para los rusos?
-Lo que puede ofrecer Mallorca tiene un actractivo indudable. En diez años Rusia ha pasado de 200.000 a 25 millones de turistas al extranjero de los que sólo Turquía capta 4 millones, por tanto el potencial de crecimiento es enorme. Después de Nueva York Barcelona, París y Roma son las ciudades preferidas por los rusos, por eso hay que invertir en accesibilidad aérea, crear un corredor director. Balears se lo tiene que poner fácil, ahora hay destinos como Gracia, Turquía, Italia y Egipto que son más dinámicos en materia de promoción.
-¿En qué podemos competir?
-Cultura, sanidad, seguridad..., son valores que están en alza que nos distinguen de algunos competidores.
-La necesidad de visado es un claro inconveniente.
-Desde España estamos haciendo un esfuerzo para su eliminación, aunque hay países en la UE que se oponen y por eso buscamos fórmulas que permitan la flexibilización de los períodos de utilización. El visado no debería existir, queremos facilitar el tráfico de personas de buena fe. La mejor arma para armomizar las conductas es conocernos.
-Antes de ser nombrado embajador en Moscú era el presidente del Consejo de la Organización Internacional de Migraciones, un tema polémico en todos los países occidentales.
-Este siglo XXI es el del mestizaje. Ahora las distancias ya son irrelevantes, tanto en movilidad como en comunicación. Es difícil pensar en un gobierno mundial, pero los estados deben arbitrar fórmulas de integración. El que viene de fuera debe aceptarlas normas del país donde va a vivir. La clave es la integración porque la movilidad es imparable. Con todos los matices que se considere oportuno entiendo que el modelo de Gran Bretaña en materia de integración de los emigrantes puede ser un ejemplo.