El Govern cuenta con un nuevo espacio polivalente en Palma, el Laboratori d'Arquitectura Francesc Quetglas. La Conselleria d'Habitatge i Obres Públiques ha llevado a cabo un importante trabajo de rehabilitación en este edificio, ubicado en la rotonda de Manacor, en el que se podrán celebrar diferentes tipos de actos y actividades. La sala tiene un aforo para 207 personas.
El Laboratorio de Arquitectura Francesc Quetglas fue construido en 1974 por el arquitecto Antonio Fernández Alba, quien basó el diseño de este edificio en un prototipo promovido por el antiguo Instituto Nacional de Calidad de la Edificación (INCE), dependiente del Ministerio de Vivienda.
Durante tres décadas, el edificio mantuvo su actividad como laboratorio, donde se comprobaban y analizaban los materiales utilizados en el sector de la construcción. Hace 20 años que quedó inscrito al Govern, mediante la Conselleria responsable de Obres Públiques y en 2004 el recinto se relegó a almacén, abandonando totalmente la función por la que fue construido.
Edificio sostenible
El laboratorio fue construido con elementos de hormigón visto. El diseño es de una única planta, con una superficie aproximada de 432 m2 y ubicado en una parcela (156-158 de la calle Manacor) que supera los 6 mil metros cuadrados.
El proyecto de rehabilitación ha incluido trabajos de saneamiento de la estructura del edificio, de las fachadas y de toda la cubierta del inmueble. Se ha aprovechado la superficie del edificio existente y se ha reconvertido en una sala de unos 210 metros cuadrados.
La utilidad del espacio es realmente diversa: cursos, talleres, conferencias, exposiciones, etc
De hecho, el día de su inauguración sirvió precisamente para demostrar la versatilidad del espacio: tres arquitectos pronunciaron una conferencia sobre arquitectura i ciudad: Carlos García Delgado, Joan Enric Vilardell i Salvador Roig.
El recinto se ha dotado de una amplia zona de aparcamiento con cabida para 110 vehículos, dejando el resto de la superficie libre como zona ajardinada. El diseño de esta área exterior se ha realizado bajo criterios arquitectónicos de integración medioambiental.
El aparcamiento incluye pérgolas solares que, además de dar sombra a los vehículos, supone una importante fuente de energía ya que cuenta con una instalación de placas fotovoltaicas para la producción de electricidad; placas que tienen capacidad más que suficiente para compensar el consumo energético del edificio y que suponene evitar la emisión de ahsta 134 toneladas de CO2 al año.
Estas placas son capaces de generar más de 130 mil quilovatios cada hora. A modo de ejemplo, se calcula que se genera la misma electricidad que la que consumen anualmente 45 hogares.
Así pues, el laboratorio no sólo será autosuficiente en cuanto a consumo eléctrico, sino que también verterá a la red eléctrica la energía sobrante mediante un sistema de generación distribuida.
El Laboratorio cuenta también con un sistema de aerogeneradores para aprovechar la energía eólica y, con ello, conseguir un mayor nivel de ahorro energético. Tiene también un sistema de aprovechamiento de aguas pluviales que se recogen en un depósito subterráneo para su posterior reutilización en el sistema de riego.
Las zonas verdes se han diseñado con plantas autóctonas que requieren menos agua. El jardín que envuelve el edificio está formado por zonas secas, sin plantaciones, y otras isletas de vegetación con riego automático.
Y también cuenta con un sistema de iluminación de bajo consumo y baja contaminación lumínica para todo el recinto.
El aparcamiento se ha diseñado con un vial central desde el que se ramifican los carriles con plazas para los vehículos. Se han creado recorridos para peatones que desembocan en un bulevar dotado con bancos y arbolado y que conduce al portal principal del edificio.
La reforma también ha permitido el acceso a nivel a la sala, por lo que se han eliminado todas las barreras arquitectónicas existentes. En este sentido, se han adecuado plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida, así como espacios amplios para autocares.